lunes, 24 de junio de 2013

VALENCIA: Rmix Mediterranean Pride Festival abre las puertas al gran negocio rosa en Valencia











El año pasado, los chicos de Rmix nos sorprendían con la noticia de una sesión que iba a revolucionar el ambiente gay en Valencia. Con residencia en la céntrica sala Rich, esta nueva fiesta comenzó su andadura con más pena que gloria, pero con un objetivo claro: hacerse un hueco en la oferta de ocio nocturno de nuestra ciudad. Su tesón y constancia han hecho que, a día de hoy, Rmix siga ofreciéndonos su programación, aunque de una forma eventual y en cambiando de sala, para satisfacer la demanda de un segmento de público gay, minoritario pero fiel a ellos.

Desde nuestro blog les animamos el pasado mes de septiembre con su reapertura, en un formato que creíamos adecuado y acorde con lo que pensamos que su público pedía. Pero ahora, ha entrado en escena un nuevo agente: la participación de un gran grupo empresarial como Salamandra en un negocio que, hasta ahora, estaba monopolizado por el propio empresariado gay.

¿Qué significa esto? Pues que en el trasfondo del tan anunciado Mediterranean Pride Festival no vemos la esencia del proyecto Rmix, sino el interés económico de una empresa que en Valencia ha gestionado discotecas tan importantes como Mirror, Betty Pop, Treinta y tantos, High Cube y otras muchas. El festival tiene una programación que, como suele ocurrir en estos casos, más que a los gays parece enfocada a recuperar el público heterosexual habitual de sus salas -algunas en plena decadencia- ofreciéndoles algo original, exótico, diferente a lo que están acostumbrados... a costa de la imagen y el prestigio de "lo gay" que siempre está de moda.

Lo peor de todo es que ya sabemos cómo funcionan estas cosas en Valencia. Todos hemos asistido a cierres míticos y a impedimentos de todo tipo a la permanencia de pubs y discotecas gays en nuestra ciudad. El Ayuntamiento de Valencia gobernado por el PP se empeña, desde hace años, en hacernos la vida imposible y en pretender que desaparezcamos del mapa turístico de la ciudad. Por lo visto, para la clase dirigente local somos un estorbo.

Pero para otras empresas alejadas del ambiente gay, como los grandes grupos Salamandra, Las Ánimas o Groovelives la cosa parece que no pinta tan mal, visto el despliegue que hacen de medios cada fin de semana entre todos los restaurantes, cafeterías, pubs y discotecas que regentan. En Valencia la oferta de ocio se ha convertido en un oligopolio de cuatro amiguetes y para estar ahí, es evidente que hay que jugar sus mismas cartas. Es justo que queramos saber dónde va a ir a parar nuestro dinero y, si en Valencia para conseguir algo hay que hacerle la pelota a quien ya sabemos, cada uno que saque sus propias conclusiones.

Está por ver si con este festival vamos a asistir a un cambio importante en la oferta de ocio nocturno gay de nuestra ciudad. Hasta ahora, los pubs y discotecas "de ambiente" estaban regentados por gays, por y para los gays. Pero ahora parece que algo está cambiando y se suben al carro empresas ajenas a nosotros que buscan el "dinero rosa" a nuestra costa, cueste lo que cueste. Y, precisamente, lo hacen en el momento que más nos duele, es decir, cuando celebramos nuestra fiesta del Orgullo.

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