miércoles, 26 de septiembre de 2012

Un paciente gay en grave estado se casa en la uci del Xeral de Vigo








Una jueza ofició el enlace, en el que dos celadores oficiaron de padrinos. La jueza llevó la toga en un bolso y se cambió de ropa en un box de enfermería


Probablemente, es la primera vez que se brinda con cava en la uci del hospital Xeral de Vigo. Así lo recuerda el personal de la unidad de cuidados intensivos, que asegura que nunca habían vivido un momento tan emotivo como el que se produjo el pasado lunes a las 21.30 horas. En ese momento contrajo matrimonio con su novio uno de los pacientes ingresados en el centro sanitario. Decidieron casarse después de que los médicos comunicasen la extrema gravedad del enfermo. Fue él mismo quien se lo propuso a su pareja, que llevaba mucho tiempo cuidando de él.
La jueza llegó vestida de paisano y llevaba la toga en un bolso. Todo estaba programado para las cinco de la tarde, pero había llamado para comunicar que se retrasaría. Se cambió en un box y, seguidamente, pidió a todo el personal que abandonase la uci para hablar con el paciente y asegurarse de que estaba en pleno uso de sus facultades mentales y que tomaba libremente la decisión de casarse.
A los diez minutos, la magistrada salió y mandó entrar al novio. También autorizó la entrada al personal sanitario y anunció que comenzaba la ceremonia. Hubo muestras de júbilo entre enfermeras, ayudantes sanitarios, médicos y celadores.
Actuaron de testigos dos celadores del turno. La jueza declaró a los contrayentes marido y marido. Hubo aplausos. Fue la primera boda entre homosexuales que se vivía en los más de cincuenta años de historia del mayor complejo hospitalario de la ciudad.
Firmaron el acta los contrayentes y los testigos. Algunas enfermeras habían hecho flores de papel y se las pusieron en el pelo. E hicieron un ramo para el novio, con vendas y gasas.
La emoción embargó a todos los presentes durante el enlace. Fue una constante. Lo confirman algunos de los testigos presentes, que no pudieron reprimir las lágrimas. Los brindis se hicieron con ocho copas de plástico. El enfermero posó para una foto con el vaso de cava, pero no pudo beber. «He visto de todo, pero esto es lo más bonito que he vivido en los más de doce años que llevo trabajando en la uci del Xeral», aseguraba ayer uno de los trabajadores, quien confesó que todo el personal se había volcado. De hecho, ayer martes el marido apareció con un tarjetón de felicitación que firmaron todos los trabajadores de la uci como recuerdo de una jornada inolvidable y que hará historia. La boda duró media hora. Terminó a las diez de la noche y los novios pudieron permanecer juntos a solas durante más tiempo.
El hospital Xeral tiene una pequeña iglesia en su interior, pero solo puede acoger bodas religiosas. La boda homosexual, dado su carácter civil, tuvo lugar en la propia uci al lado de la cama del propio enfermo que no podía desplazarse. La juez de Vigo accedió a oficiar la ceremonia y acudió desde su puesto de trabajo en la calle Lalín.
La singular boda fue muy comentada durante la jornada de ayer entre la plantilla del Xeral por sus especiales circunstancias. Todos los que estaban al tanto destacaban el carácter emotivo de la misma. Los responsables sanitarios y los enfermeros que participaron de una u otra manera tuvieron «un comportamiento espectacular

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