El Parlamento italiano se rinde ante un documental homosexual
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Por LAURA LUCCHINI (SOITU.ES)
MILÁN.- En Italia, las parejas homosexuales no existen. El Estado no les reconoce derechos. Su amor es algo 'clandestino'. El nuevo Gobierno no tenía pensado hablar de esta cuestión en los próximos cinco años. Sin embargo, el enorme éxito del documental 'De repente, el último invierno', que denuncia la discriminación de las parejas gay, obliga al Parlamento a sentarse mañana frente a la pantalla y comentar acerca de lo que la mayoría de la Cámara considera 'uniones contra natura'. Es otra historia de dos Quijotes modernos... y homosexuales.
Gustav Hofer y Luca Ragazzi, una pareja de periodistas que viven en Roma, pensaban en rodar una película acerca de la aprobación de una ley que reconocía en Italia, por primera vez en su historia, algunos derechos muy elementales a los gays. El Gobierno de ese momento era el de Romano Prodi, de centro izquierda. Sin embargo, «de repente, el invierno pasado» (que es también el título de la película), tuvieron que documentar algo distinto: una ola de homofobia, en la que se unieron la franja católica del Gobierno y la oposición, además de Iglesia y televisiones. La ley nunca fue aprobada. El Gobierno cayó y el nuevo Ejecutivo de Silvio Berlusconi no tiene ahora en agenda la cuestión homosexual. Gustav Hofer y Luca Ragazzi no existen, como pareja, en Italia.
MILÁN.- En Italia, las parejas homosexuales no existen. El Estado no les reconoce derechos. Su amor es algo 'clandestino'. El nuevo Gobierno no tenía pensado hablar de esta cuestión en los próximos cinco años. Sin embargo, el enorme éxito del documental 'De repente, el último invierno', que denuncia la discriminación de las parejas gay, obliga al Parlamento a sentarse mañana frente a la pantalla y comentar acerca de lo que la mayoría de la Cámara considera 'uniones contra natura'. Es otra historia de dos Quijotes modernos... y homosexuales.
Gustav Hofer y Luca Ragazzi, una pareja de periodistas que viven en Roma, pensaban en rodar una película acerca de la aprobación de una ley que reconocía en Italia, por primera vez en su historia, algunos derechos muy elementales a los gays. El Gobierno de ese momento era el de Romano Prodi, de centro izquierda. Sin embargo, «de repente, el invierno pasado» (que es también el título de la película), tuvieron que documentar algo distinto: una ola de homofobia, en la que se unieron la franja católica del Gobierno y la oposición, además de Iglesia y televisiones. La ley nunca fue aprobada. El Gobierno cayó y el nuevo Ejecutivo de Silvio Berlusconi no tiene ahora en agenda la cuestión homosexual. Gustav Hofer y Luca Ragazzi no existen, como pareja, en Italia.
El éxito internacional
Sin embargo, ambos directores existen en el festival de cine de Berlín, donde su documental ha ganado la mención especial de la crítica en 2008. Existen en Granada, donde han ganado el primer premio en el festival de cine Gay-lésbico. Existen en estos días en Nueva York, en dos festivales. Se han convertido en una bandera para la comunidad homosexual, hasta el punto de que el Parlamento ha tenido que aceptar una proyección oficial.
«Nuestra relación, que dura desde hace nueve años, para el Estado no ha existido nunca», explica Gustav Hofer, corresponsal en Italia para el canal francés ARTE, «para el Estado Luca es una persona que no tiene ninguna importancia en mi vida, si un día me sintiera mal, y alguien tuviese que tomar decisiones sobre mí, como una terapia o algún tratamiento, él no podría decidir. Pero mi primo lejano sí podría decidir», se indigna.
La nueva ministra de Igualdad, la ex bailarina de televisión Mara Carfagna, que decide también en materia de homosexuales, ha rechazado volver a financiar la manifestación del Orgullo Gay, que se celebró en Roma el pasado sábado. Ha argumentado su decisión: «En Italia las parejas homosexuales no están discriminadas».
«Nuestra relación, que dura desde hace nueve años, para el Estado no ha existido nunca», explica Gustav Hofer, corresponsal en Italia para el canal francés ARTE, «para el Estado Luca es una persona que no tiene ninguna importancia en mi vida, si un día me sintiera mal, y alguien tuviese que tomar decisiones sobre mí, como una terapia o algún tratamiento, él no podría decidir. Pero mi primo lejano sí podría decidir», se indigna.
La nueva ministra de Igualdad, la ex bailarina de televisión Mara Carfagna, que decide también en materia de homosexuales, ha rechazado volver a financiar la manifestación del Orgullo Gay, que se celebró en Roma el pasado sábado. Ha argumentado su decisión: «En Italia las parejas homosexuales no están discriminadas».
¿Un país homófobo?
¿La situación era distinta en el Gobierno pasado? «El Gobierno de Prodi, con demasiado pudor y muchas resistencias internas, ha presentado una ley de parejas de hecho que habría reconocido algún derecho también a los homosexuales, pero nunca fue aprobada», explica Luca Ragazzi, «el Gobierno actual tampoco tiene el tema en agenda. Lamentablemente el rechazo a los gays parece unir derecha e izquierda». Según los directores del documental, la derecha italiana está muy atrasada en relación a estos temas, con respeto a la derecha de otros países: «Angela Merkel en Alemania o Mariano Rajoy en España no se permiten decir que las parejas homosexuales son una amenaza para la familia», comenta Ragazzi.
Sin embargo, ¿qué es una familia? Responde a esta pregunta una escena muy emocionante del documental, en la que la diputada transexual del precedente Gobierno, Vladimir Luxuria, sube al escenario en el día del Orgullo Gay y frente a un millón de personas muy animadas dice: «Nosotros somos una familia».
La película es toda una serie de entrevistas, con momentos amargos, otros divertidos, algunos tristes. Hay una denuncia muy fuerte a la prensa Italiana, en particular a las televisiones, que, según Hofer, «sólo funcionan como cajón de resonancia, pasan el micrófono primero a un ministro, después a un cardenal, después a otro político, todos hacen su declaración sin explicar de qué hablan».
A pesar de la triste constatación de que será una batalla casi imposible, queda la esperanza, apoyada por el éxito internacional de la película, de que un día algo cambie. «Es muy probable que el día de la proyección estén en el Parlamento más periodistas que diputados», explica Hofer. Sin embargo, algo se ha movido: «seguimos diciendo lo que hemos dicho siempre, pero ahora nuestras palabras aparecen en los diarios, también de otros países».
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