En un mercado de pulgas de New York, dos coleccionistas, Michael Hurst y Robert Swope, descubrieron algo inesperado: una gran cantidad de fotos instantáneas de finales los años 50 y principios de los 60 del siglo 20 que presentan a un grupo de travestis unidos en torno a un lugar llamado Casa Susanna. El hallazgo dio pie a la publicación de un libro de parte de Hurst y Swope, y la presentación de una obra de teatro por el actor y dramaturgo Harvey Fierstein.
De diversos trasfondos y profesiones – un piloto y un hombre de negocios, un contador, un bibliotecario, un farmacólogo, un editor de periódicos, y un traductor judicial – durante el día, eran los hombres en los trajes de franela gris, pero los fines de semana, eran Felicity, Cynthia, Gail, Sandy, Fiona, Virginia y Susanna. Si bien era el comienzo de la década de 1960 estos hombres llevaban la moda de la década de los 50 con un orgullo incómodo: los guantes blancos, los vestidos recatados y tacones bajos, las pelucas de nieve. Muchos estaban casados y con hijos. Cuando el género se percibía como uno fuertemente atado a la biología, las “migraciones de género” de estos hombres – o “disforia de género”, como los sociólogos comenzaron a identificar el travestismo-, podría haberles costado sus matrimonios, su trabajo, su libertad.(1)
Ubicada entre las montañas de Catskill, Nueva York, Casa Susanna fue un poco conocido refugio para travestis mayormente heterosexuales. Utlizada como cuartel general de fin de semana, visitantes, invitados y anfitriones lo utilizaron para reuniones, fiestas e incluso una convención para Halloween en 1962, que atrajo a los travestis de todo el país, así como algunos psicólogos del Instituto Kinsey. (2). Era un lugar de normalidad cultivada, donde Felicity, Cynthia, Gail, Fiona y los demás tenían la libertad de disfrutar de sus preferencias de vestidos para jugar Scrabble, intercambiar consejos sobre maquillaje o caminar en tacones a la luz del día.
Casa Susanna era operado por un matrimonio, Tito Valenti (3) — un travesti que adoptó el nombre de Susana, de ahí el nombre de la Casa, y su esposa Marie, una fabricante de pelucas en la 5ta. Avenida de Nueva York. Antes de Casa Susanna este matriminio había administrado
un lugar similar de nombre el Chevalier D’Eon Resort, también en el Catskill (4) (5) Valenti también escribía ensayos para Tranvestia, una revista publicada desde 1960-1980 dirigida a hombres travestis que se definían entonces como “sexualmente normal”, en oposición a “homosexual”.(6)
Sorprendidos por las imágenes y el mundo oculto que revelaban, Swope y Hurst publicaron un libro en el 2005 de título Casa Susanna con la editorial Powerhouse Books, el cual fue reeditado en el 2006 ante el éxito, en particular en el mundo de la moda y el diseño. (7)
La publicación de un libro no ha sido el único producto de este descubrimiento. En una entrevista reciente con Time Lightbox, el varias veces ganador del premio Tony, el escritor y actor Harvey Fierstein, habló acerca de su nueva obra, Casa Valentina, y las poderosas fotos de la vida real que se develan en el libro sobre Casa Susanna, y que le sirvieron de inspiración para su obra.
En la entrevista Fierstein comenta: “Lo más interesante que he aprendido en todo esto, y lo que realmente se convirtió fascinante para mí, es que no hay un ‘normal heterosexual’. Yo ya sabía que hay más de una idea de homosexual, pero no hay tal cosa como la heterosexual. Es todo, como dijo Kinsey, una ‘escala móvil’.
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