viernes, 28 de junio de 2013

La Federación Rusa contra la homosexualidad


.










En las últimas semanas, la Duma, cámara baja del Parlamento ruso, ha aprobado una ley contra la propaganda de la homosexualidad y otra que prohíbe adoptar niños rusos a las parejas homosexuales y a los solteros procedentes de países donde está legalizada la unión de personas del mismo sexo.


El pasado 11 de junio la Duma rusa aprobó una ley que prevé diversas sanciones económicas para quienes hagan propaganda de las “relaciones sexuales no tradicionales” entre los menores de edad o
defiendan que éstas tienen el mismo valor social que las relaciones sexuales tradicionales. En la práctica, la ley pretende que los menores no puedan recibir ningún tipo de información sobre la homosexualidad.

discrecional por parte de las autoridades. El rechazo manifestado por numerosas organizaciones e instituciones occidentales, incluidas la Unión Europea y el Consejo de Europa, no ha tenido ningún efecto en Rusia, que el 21 de junio dejaba patente su postura con la aprobación por parte de la Duma de una nueva ley que prohíbe la adopción
de huérfanos rusos por parte de parejas homosexuales extranjeras y de solteros procedentes de países donde es legal la unión de personas del mismo sexo. Ambas leyes deberán pasar todavía por el Consejo de la Federación (Cámara Alta del parlamento ruso) y ser firmadas por el presidente para entrar en vigor, si bien ambos trámites se consideran meras formalidades.

La despenalización de la homosexualidad por parte de Yeltsin en 1993, tras 60 años en los que su práctica estuvo castigada con la cárcel, y su eliminación de la lista de enfermedades mentales en 1999, respondieron más a presiones occidentales que a la voluntad de los dirigentes políticos o del conjunto de la población rusa y no han ido acompañadas de medidas encaminadas a desarrollar y proteger los derechosde la población LGBT.Humillaciones desde las políticas oficiales

Antes bien, los homosexuales han tenido que soportar humillaciones de lo más variopinto, desde la imposibilidad de donar sangre (entre 2001 y 2008) hasta la reiterada prohibición de las marchas del Día del Orgullo Gay. En Moscú, donde el Ayuntamiento y los tribunales han decretado la prohibición de la celebración del Día del Orgullo durante los próximos 100 años (hasta 2112), han venido teniendo lugar a pesar de todo marchas ilegales desde 2006 que, encabezadas por el conocido activista Nikolai Alekseev, han sido objeto habitualmente de violentas
agresiones por parte de grupos de ultraderecha y han terminado con numerosos activistas detenidos.

Al cabo, normativas como la reciente ley contra la propaganda homosexual no hacen sino coadyuvar a la proliferación de las agresiones contra personas LGBT y a la impunidad que a menudo las acompaña en Rusia.

Las numerosas encuestas que se han realizado sobre las actitudes de los rusos hacia la homosexualidad arrojan datos muy dispares en función de los intereses del centro que las efectúe. Así, mientras algunas reflejan la
existencia de una mayoría abrumadora de rusos homófobos (en mayor o menor grado) y son aireadas constantemente por el poder político para justificar sus posturas en relación con la homosexualidad, la bisexualidad o la transexualidad, otras informan de una mayor división en las posiciones de la población hacia estas realidades y apuntan un aumento progresivo de la aceptación de las mismas.

En todo caso, es evidente que la homofobia está muy extendida en Rusia debido a la criminalización de la homosexualidad durante el período soviético y a su mantenimiento como tema tabú hasta nuestros días. En un marco donde impera el conservadurismo, con la poderosa Iglesia Ortodoxa rusa en posiciones de radical intolerancia (el mismo día en que se aprobaba la ley contra la propaganda gay lo hacía también, por cierto, una ley que endurece las penas por ofender los sentimientos religiosos) y unos medios que raramente tratan el tema con seriedad, la difusión de puntos de vista alternativos queda irremediablemente marginada. La homofobia está muy extendida en Rusia debido a la criminalización de la homosexualidad durante el período soviético y a su mantenimiento como tema tabú hasta nuestros días

En términos generales, la preocupación de los rusos por los derechos de los homosexuales es mínima e incluso la propia comunidad homosexual rusa se encuentra dividida entre aquellos que son partidarios de luchar activamente por sus derechos y los que prefieren no provocar a las autoridades.

El Kremlin y la clase política rusa defienden su actuación con respecto a la homosexualidad apelando a la urgencia de luchar contra la crisis demográfica del país, a la importancia de respetar sus particularidades culturales y el modelo de familia tradicional o a la necesidad de “proteger” a los niños. Sin embargo, el desamparo y la represión a los que es sometido el colectivo LGBT se enmarcan en un programa mucho más amplio de vigilancia y restricción del activismo pro derechos humanos en particular y del papel de la sociedad civil rusa en
general, característico de la Rusia de Vladimir Putin.


No hay comentarios: