El Ministro del Interior español Jorge Fernández Díaz.
El ministro del Interior se ha referido al tema al hablar de la libertad religiosa y de la presencia pública de la religión como "un derecho reconocido por la Declaración Universal de los Derechos Humanos de la ONU"
El Ministro del Interior, Jorge Fernández Díaz, considera que "Si nos oponemos al matrimonio entre personas del mismo sexo, no podemos usar argumentos confesionales. Existen argumentos racionales que dicen que ese matrimonios no debe tener la misma protección por parte de los poderes públicos que el matrimonio natural. La pervivencia de la especie, por ejemplo, no estaría garantizada", explica.
El ministro se ha referido al tema al hablar de la libertad religiosa y de la presencia pública de la religión como "un derecho reconocido por la Declaración Universal de los Derechos Humanos de la ONU, y cree que en el diálogo político a veces se olvida esto. En su opinión, es compatible la existencia de estados confesionales con la libertad religiosa, citando el caso de Estados como Malta, católica, Grecia, ortodoxa; o Reino Unido, donde la Reina es cabeza de la Iglesia".
"En el siglo XXI, con la coartada de lo políticamente correcto y la coartada de la defensa de la libertad de expresión, no se respeta en muchos ámbitos políticos y judiciales la libertad religiosa. Como botón de muestra está la sentencia que decía que los graves incidentes contra quienes participaban en la JMJ no eran escarnio, sino simples expresiones ingeniosas propias de la libertad de expresión", ha advertido.
La intervención de Jorge Fernández Díaz se produjo en la primera sesión de los llamadosColoquios en la Embajada, organizada por la Embajada de España, en colaboración con el Pontificio Consejo para la Cultura. Junto a él tomaron parte el cardenal Antonio Cañizares, prefecto de la Congregación para el Culto y el ex primer ministro italiano Giuliano Amato.
El cardenal español alertó sobre el laicismo: "El problema más radical de nuestra sociedad y de nuestra cultura es el de la negación de Dios y el vivir como si Dios no existiera. Esta negación de Dios lleva a organizar la sociedad prescindiendo de la dignidad de la persona".
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