viernes, 19 de septiembre de 2008

García Lorca es todos los muertos



García Lorca es todos los muertos
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La decisión de la familia abre un nuevo debate: ¿qué hacer con los restos? - Intelectuales, escritores e historiadores opinan sobre este poema inacabado
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JUAN CRUZ - Madrid
Con la decisión de la familia Lorca de permitir que se abra la fosa común en la que sus asesinos enterraron al poeta no acaba la controversia en torno a lo que ha de pasar con sus restos.
Francisco Ayala, granadino como Lorca, y casi contemporáneo suyo, aseguraba ayer que él es "partidario de no tocarle". El autor de Diálogo de los muertos cree que "no hay que trapichear con los cadáveres. Lo creo muy señaladamente en el caso de Lorca. No hay que hacer nada".
Otro paisano, el poeta Luis García Montero, advertía contra el peligro de que el desentierro se convierta en "un circo mediático". "Lorca representa en Granada a todas las víctimas, y Víznar apelaba simbólicamente a la memoria de todos los asesinados. Lorca defiende a los 5.000 granadinos muertos. Aquello no es una cuneta, es un mausoleo de la memoria, y está muy bien que se haya defendido del morbo".
Ése es el temor: que, en el caso de Lorca, el morbo sustituya la reivindicación histórica.
Lo explica Javier Marías, que estudió con Laura García Lorca, presidenta de la fundación del poeta. "Lo que ha dicho Lauri es bastante claro y sensato. No se oponen a que otros familiares hagan lo que quieran con sus muertos, pero ellos desearían que a Lorca se le deje donde está. Eso es sensato y acertado".
Cualquier traslado, además, considera Marías, "atraería a políticos a una romería que convertiría aquello en una industria turística político-cultural". "Que no se toquen ni se examinen los restos. Siempre me ha parecido una falta de respeto que toquen a los muertos, sobre todo si son muertos antiguos". Caballero Bonald explicó: "Que le dejen descansar sin alharacas".
Antonio Muñoz Molina, que nació en Úbeda pero pasó muchos años en Granada, considera "legítimo" el deseo de las personas "de recuperar los restos de sus mayores". Esas personas fueron fusiladas, "y fueron enterradas fuera de la ley". A estas alturas del tiempo, añade el escritor, "¿hasta qué punto la autoridad máxima es la familia, con todos mis respetos? Pues los restos de Lorca no son los de un hombre en su ámbito privado, aquí se mezcla lo privado con lo público, y García Lorca es lo más universal que tenemos. Eso es algo que no pueden eludir ni la familia ni el público".
Francisco Rico se posiciona en lo contrario del espectro. "No apruebo la idea de exhumar los restos de Lorca. Me parece mejor que sigan donde están, en el mismo lugar que los otros asesinados. Lorca es todos los muertos, y todos los muertos son Lorca. Levantar el barranco de Víznar, limpiar y clasificar los huesos, tomar muestras de los análisis de ADN... todo eso es un espectáculo que me desagrada. Respeto los sentimientos de algunos familiares, pero no entiendo demasiado ese afán por recuperar esqueletos. Y, además, ¿luego qué? ¿Lorca, a un mausoleo, y los demás, a nichos? Prefiero un parque donde 'no haya cosa en que posar los ojos / que no sea imagen de la muerte'. Pero con piedad y serena distancia".
El historiador Santos Juliá respira la misma convicción que Rico, y la subraya con una frase de Manuel Azaña respecto a la controversia creada en España sobre el traslado desde Finlandia, donde se suicidó, del cadáver de Ángel Ganivet, granadino también. Decía Azaña: "Lo primero que se hace con los hombres ilustres es desenterrarles. En España la manía de la exhumación sopla por ráfagas". Y ahora estamos en una ráfaga, "y no la comprendo", dice Juliá. "Quién gana con eso, y cuánto se pierde. Se ha conservado en Víznar un lugar de la memoria, allí está el lugar del crimen, es un cementerio que nunca nadie debería tocar. Me da tristeza que eso pueda destruirse. ¿Qué va a pasar cuando se exhumen los restos? Que se haga lo que en derecho corresponda, pero me produce perplejidad que aquel lugar sobrio de Víznar termine siendo un sitio trivial, banalizado".
Ian Gibson, el historiador que más ha trabajado sobre el asesinato de Lorca, tiene una postura radicalmente distinta. "Es el poeta más famoso del mundo; lo que importa es la verdad histórica, y hoy se ha dado un paso muy importante para saber dónde está. Mataron a un genio. No es bueno ni para la familia ni para la historia no tener la certeza de dónde está. No hay razón para que no se abran las tumbas. Esa fosa es, además, simbólica de lo que pasó en la guerra: ahí está un poeta, un maestro al que asesinaron por su ateísmo, y dos toreros. El descubrimiento de lo que pasó con ellos abre paso a la verdad sin maniqueísmos".
José Álvarez Junco, historiador que trabajó en la Ley de Víctimas, afirma: "Yo soy muy laico, creo que después de la vida no hay nada, pero respeto los deseos de las familias. La ley es ambigua con respecto a sus derechos sobre la exhumación; es evidente que unas familias tienen derecho a pedir que se deje en paz a sus muertos, y otras tienen derecho a desenterrarlos".
En Diálogo de los muertos, Ayala hace hablar a cadáveres de ambos bandos. Éste es un subrayado que acaso sirva para la incesante controversia: "Ya todo acabó; ya todos somos unos. Nos une la tierra; nos iguala la tiniebla de la tierra; nos liga, tanto como nuestro amor, nuestro odio; nos hermana la comunidad de nuestro destino".
Lorca escribió: "Tú solo y yo quedamos. / Prepara tu esqueleto para el aire. / Yo solo y tú quedamos".
Todo en esta historia parece remitir al drama que hay en los poemas.
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Un gesto "elegante" y un "acto humanitario"
- Nieves Galindo (nieta de Dióscoro Galindo, el maestro republicano fusilado junto a García Lorca por sus ideas laicas): a la familia Lorca "no le ha quedado más remedio que ceder" respecto a la exhumación de la fosa común en la que yacen sus restos. Su familia no pondrá objeción a la apertura de la fosa, pero cree que una exhumación parcial "desvirtuaría" su memoria. "Puede que para ellos sea doloroso, pero en mi caso recuperar los restos es cerrar una herida, una llaga que ha permanecido abierta mucho tiempo".
- Asociación para la Recuperación de la Memoria Histórica. Su presidente, Francisco González Arroyo, considera "elegante" la decisión de la familia de Lorca, al "asumir el respeto que merecen" las familias del maestro y los banderilleros.
- Asociación de la Memoria Histórica: "La exhumación de una fosa común, que es un enterramiento ilegal y que existe por la comisión de un delito, es, además de un acto humanitario, una cuestión de derecho".

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