Matrimonio homosexual: El comodín político de Obama y McCain
Desde las cinco de la tarde de ayer, hora local en el estado de California, la decisión del Tribunal Supremo de dicho estado de legalizar las uniones entre parejas del mismo sexo se hizo realidad. Cientos de parejas gays y lesbianas acudieron en masa a pasar por la vicaría y así poder hacer realidad su sueño de poder ser reconocidas legalmente. Una aberración para muchos y un derecho constitucional para otros.
Sin embargo, mientras en California se frotan las manos con el poderío económico del asunto, los candidatos a la presidencia de Estados Unidos manejan con esmero este espinoso asunto, que podría garantizar una riada de votos.
McCain se ha opuesto al matrimonio gay
De hecho, quién podría salir más beneficiado de este asunto si juega bien sus cartas es el republicano, John McCain. Mientras el ala más conservadora de su partido no termina de ver con buenos ojos que el senador de Arizona sea el elegido para pelear por la Casa Blanca. Hasta la fecha, McCain se ha opuesto a la legalización del matrimonio homosexual pero, sin embargo, se ha opuesto a la negación federal de reconocer dichas uniones. Entre esta barrera de lo políticamente correcto, el veterano de la guerra de Vietnam podría reforzar su favoritismo electoral si se posicionase definitivamente en contra de las bodas gays y lesbianas.
¿Se acuerdan de la clase trabajadora y carente de estudios universitarios que tanto se ha resistido a votar al demócrata Barack Obama durante su contienda con Hillary Clinton?, pues resulta que este colectivo es uno de los máximos opositores a la legalización de los matrimonios homosexuales. Quizás en California, donde el 61 por ciento de lo votantes apoya esta decisión, o en Massachussets, el único estado que reconoce estas uniones desde 2004, la posición en contra supondría un ligero inconveniente pero en estados como Pennsylvania u Ohio, podría suponer el aliciente para millones de votantes independientes.
Los conservadores cristianos
Por otro lado, los conservadores cristianos, que hasta ahora no han confraternizado con McCain, podrían hacerlo, puesto que éste siempre tomará una posición más radical que Obama al respecto. Además, este asunto pone en la luz pública la posición del senador de Illinois sobre el matrimonio homosexual, algo que sirve en bandeja a McCain la posibilidad de retratar a Obama como otro democrócrata liberal y no como el político de la nueva era que pretende ser.
La homosexualidad se promete un tema electoral complicado. Fuera del campo del matrimonio, otro tema peliagudo es el relacionado con los gays y las lesbianas que forman parte del Ejército de EE.UU. Oficialmente, un homosexual debería ser expulsado en caso de conocerse sus inclinaciones, sin embargo, hace unos años se logró encontrar un limbo legal, la política del “no preguntes, no respondo” (don´t ask, don´t tell).
Obama apoya ferozmente la propuesta de cambiar la legislación al respecto, algo que le debilita frente a la conservadora sociedad militar. El problema añadido a esta situación es que la posible falta de confianza de los pilares del Ejército podría mermar su falta de experiencia en temas relacionados con la seguridad nacional.
Sin embargo, mientras en California se frotan las manos con el poderío económico del asunto, los candidatos a la presidencia de Estados Unidos manejan con esmero este espinoso asunto, que podría garantizar una riada de votos.
McCain se ha opuesto al matrimonio gay
De hecho, quién podría salir más beneficiado de este asunto si juega bien sus cartas es el republicano, John McCain. Mientras el ala más conservadora de su partido no termina de ver con buenos ojos que el senador de Arizona sea el elegido para pelear por la Casa Blanca. Hasta la fecha, McCain se ha opuesto a la legalización del matrimonio homosexual pero, sin embargo, se ha opuesto a la negación federal de reconocer dichas uniones. Entre esta barrera de lo políticamente correcto, el veterano de la guerra de Vietnam podría reforzar su favoritismo electoral si se posicionase definitivamente en contra de las bodas gays y lesbianas.
¿Se acuerdan de la clase trabajadora y carente de estudios universitarios que tanto se ha resistido a votar al demócrata Barack Obama durante su contienda con Hillary Clinton?, pues resulta que este colectivo es uno de los máximos opositores a la legalización de los matrimonios homosexuales. Quizás en California, donde el 61 por ciento de lo votantes apoya esta decisión, o en Massachussets, el único estado que reconoce estas uniones desde 2004, la posición en contra supondría un ligero inconveniente pero en estados como Pennsylvania u Ohio, podría suponer el aliciente para millones de votantes independientes.
Los conservadores cristianos
Por otro lado, los conservadores cristianos, que hasta ahora no han confraternizado con McCain, podrían hacerlo, puesto que éste siempre tomará una posición más radical que Obama al respecto. Además, este asunto pone en la luz pública la posición del senador de Illinois sobre el matrimonio homosexual, algo que sirve en bandeja a McCain la posibilidad de retratar a Obama como otro democrócrata liberal y no como el político de la nueva era que pretende ser.
La homosexualidad se promete un tema electoral complicado. Fuera del campo del matrimonio, otro tema peliagudo es el relacionado con los gays y las lesbianas que forman parte del Ejército de EE.UU. Oficialmente, un homosexual debería ser expulsado en caso de conocerse sus inclinaciones, sin embargo, hace unos años se logró encontrar un limbo legal, la política del “no preguntes, no respondo” (don´t ask, don´t tell).
Obama apoya ferozmente la propuesta de cambiar la legislación al respecto, algo que le debilita frente a la conservadora sociedad militar. El problema añadido a esta situación es que la posible falta de confianza de los pilares del Ejército podría mermar su falta de experiencia en temas relacionados con la seguridad nacional.
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