Fichado por «actos homosexuales»; por ser «inductor del aborto»; por «asistir a un baile clandestino»; por hacer de «piquete» o por «exhibicionismo» -aunque este último tuvo suerte y la orden fue cancelada por un superior-. Son el reverso de las fichas policiales de decenas de ciudadanos anónimos y uno de los platos fuertes de la exposición «En Transición», inaugurada ayer por la tarde en el Centro de Cultura Contemporánea de Barcelona con la presencia del consejero de Interior, Joan Saura. Esta documentación ha sido prestada, por primera vez, por el Ministerio de Interior, cuyo titular, Alfredo Pérez Rubalcaba, firmó públicamente la cesión la tarde del lunes, y en una sala anexa se exhiben imágenes de decenas de arrestados que siguen siendo anónimos porque se usan los negativos. Sin hoja de ruta «El protagonismo de la exposición recae en los individuos y colectivos más que en los actores principales del proceso político, las elites políticas que la han monopolizado», apuntó el director del CCCB, Josep Ramoneda. En definitiva, durante el extenso recorrido, los protagonistas siempre son los ciudadanos, «no un gremio determinado porque hubo una especie de consenso no explícito», dijo Antonio Marí, comisario junto con Manel Risques y Ricard Vinyes. Así, no aparece ni el Rey, ni los políticos del cambio. Ramoneda entiende que «es falso que la Transición se decidiera en unos cuantos despachos o que hubiera un plan diseñado u hoja de ruta». De hecho, «las elecciones generales de 1977 fueron constituyentes por los resultados, pues si la UCD hubiera obtenido más del 60 por ciento de los votos, como pensaban, la evolución habría sido distinta». Los comisarios han apostado por ofrecer una lectura amplia con lo que los años de la muestra no se reducen puramente a la Transición, sino que se abarca desde mediados de los sesenta hasta bien entrados los ochenta. «La Transición no arranca al final de la dictadura, se inicia mucho antes», apuntó el historiador Ricard Vinyes, que añadió que «si bien el dictador muere en la cama, la dictadura muere en la calle». El recorrido arranca en un espacio introductorio que pone de manifiesto las contradicciones internas del régimen franquista mediante la reconstrucción de una reunión secreta del Consejo del Movimiento en febrero de 1971 en la que consejeros como Blas Piñar muestran su preocupación por los temores crecientes del país. El visitante viaja desde una cita de Franco en la que dice dejar todo «atado y bien atado» hasta los años de la Movida.
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