lunes, 10 de septiembre de 2007

Desarticulada en Israel una célula de jóvenes neonazis que atacaba a judíos y homosexuales

Uno de los neonazis, detenido por la policía en una localidad israelí cercana a Tel Aviv.




Desarticulada en Israel una célula de jóvenes neonazis que atacaba a judíos y homosexuales


Hay nueve detenidos originarios de la antigua Unión Soviética y vinculados con 15 ataques

JERUSALÉN OTR PRESS Pese a lo impensable que pueda parecer la creación de una red neonazi en un estado judío, lo cierto es que la policía israelí informó ayer de nueve detenidos que bajo el lema de 'Heil Hitler' atacaban a trabajadores extranjeros, judíos religiosos, drogadictos y homosexuales. La banda guardaba sus acciones en vídeos o fotografías, algunas de las cuales han causado gran conmoción entre la población israelí, tras el descubrimiento de algo más que un núcleo aislado neonazi en su territorio.Entre los arrestados se encuentran ocho inmigrantes de la antigua Unión Soviética, vinculados con al menos 15 ataques. Supuestamente pertenecían a una célula local de una organización neonazi en la ciudad israelí de Petach Tikva, según informó ayer el diario 'Yediot Aharonot'.Esta organización estaba dirigida por Eli Boatinov, de 19 años, a quien se le acusa de coordinar ataques contra inmigrantes, homosexuales y personas sin hogar. Los investigadores tratan de aclarar también la vinculación de esta organización con otras en el extranjero, dado que todos los detenidos, excepto uno, proceden de la Unión Soviética y formaban parte de los considerados como inmigrantes 'gentiles', o lo que es lo mismo, extranjeros residentes en Israel que no comparten el credo judío. Boatinov no se mostró arrepentido de sus acciones en su declaración ante la Policía.

“Heil Hitler” en el Museo del Holocausto

Israel reclama la revisión de la Ley de Retorno tras la detención cerca de Tel Aviv de ocho jóvenes nacidos en la antigua Unión Soviética y pertenecientes a una sangrienta célula neonazi
Israel reclama la revisión de la Ley de Retorno tras la detención cerca de Tel Aviv de ocho jóvenes nacidos en la antigua Unión Soviética y pertenecientes a una sangrienta célula neonazi

LAURA L. CARO/ CORRESPONSAL LP. JERUSALÉN
Los foros en Internet de los principales diarios de Israel echaban humo, colapsados de incendiarios mensajes de espanto –¡¡¡los tenemos dentro!!!, alertaba un internauta desde Tel Aviv– y de reproches al Ejecutivo por el manejo de una Ley, la de Retorno, que garantiza a los judíos de todo el mundo la ciudadanía en este país.“Para qué traer tantos rusos que ni siquiera tienen un poquito de respeto hacia el judaísmo, lo único que le falta ahora a Israel son neonazis. El gobierno debería investigar más antes de permitirles inmigrar, ¿o solamente les interesa hacer números?”, se preguntaba una tal Sara, haciendo oídos sordos a los llamamientos del primer ministro Ehud Olmert, quien ayer se esforzaba por atemperar ánimos pidiendo a la población que no cayera “en la trampa de la generalización” a partir de lo que denominó “un hecho aislado”.Pero ni las palabras de calma del premier ni el anuncio del ministro del Interior, Meir Sheetrit, de que estudiarán revocar la ciudadanía a los ocho integrantes de la célula detenida hace un mes en Israel por prácticas neonazis en caso de que sean declarados culpables, lograban rebajar la conmoción. Entre 16 y 21 años El escalofrío de un Estado que se veía sacudido por el goteo de imágenes televisadas y los detalles sobre las andadas abominables de un grupo de jóvenes de entre 16 y 21 años nacidos en la vieja Unión Soviética, pero llegados a Israel vía Ley de Retorno siendo niños, que empezó pintando esvásticas en la gran sinagoga de Petah Tikva –diez kilómetros al este de Tel Aviv– y acabó propinando salvajes palizas con botellas rotas, punzones y mazas a inmigrantes, drogadictos, homosexuales, árabes y judíos hasta dejarles reventados en el suelo lamiendo su propia sangre, como muestran las cintas de video confiscadas hace dos meses en la casa del cabecilla, de 19 años de edad, Eli Boynatov, alias Eli el Nazi. Él y su número dos, Rostislav Bogoslavski, niegan los hechos. Pero, como los demás, que sí han confesado, llevan tatuados en los dedos un 88, haciendo referencia al octavo lugar que ocupa la letra H en el alfabeto: HH, Heil Hitler.Grabaciones “Israel se ha convertido en un refugio para gente que odia a Israel y a los judíos, y que explota la Ley de Retorno para actuar de acuerdo a este odio”, sentenciaba el Partido Nacional Religioso, que pedirá en el Parlamento una reforma y un castigo ejemplar para evitar horrores como el de esta banda cuya próxima proeza era celebrar el 20 de abril el cumpleaños del Führer en el Museo del Holocausto.La policía tiene grabadas conversaciones en las que el líder repasa los preparativos, y también proclama con orgullo su furia antisemita. “Mi abuelo era medio judío, no tendré hijos para que esa basura no nazca siquiera con una milésima parte de sangre judía (...) No lo dejaré, soy nazi, seguiré siéndolo y no descansaré hasta que los mate a todos”, son algunas de las frases extraídas de las intervenciones telefónicas y de los interrogatorios que ayer publicaba el rotativo Yedioth Ahronoth.En el arresto, la policía se incautó de cinco kilos de explosivos, una pistola y un rifle de asalto M-16, al parecer, el arma reglamentaria de un noveno miembro de la camada nazi, que estaba enrolado en el Ejército y habría escapado a tiempo del país ayudado por otras células amigas en el extranjero. Está en busca y captura, por asalto, pertenencia a organización nazi y daños a la sensibilidad judía. Por la “trágica ironía” –según denunciaba ayer la Liga Anti Difamación– de ir por ahí emulando la misma ideología “por la que hubieran sido elegidos para la aniquilación” en otro tiempo, y en otro país.

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