LA GRAN CRUZADA. Los Kaczynski avanzan en su plan de reinstalación de los "valores familiares". (Reuters)
Los gemelos que gobiernan Polonia, una pesadilla que atemoriza a Europa
Ultraconservadores, Lech y Jaroslaw Kaczynski son presidente y premier. Ahora impulsan leyes contra los gays y contra quienes colaboraron con el comunismo.
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Desde que llegaron al poder generaron alerta en el resto de los países de la Unión Europea, que ven cómo día a día la caza de brujas y la intolerancia comienzan a reinar en Polonia. Sus enemigos los acusan de manejar el país como si fuera su casa, pero no parece preocuparlos. Su mayor ambición es la "renovación moral" del país y la preservación de los valores familiares.Lejos de los tiempos en que protagonizaron una famosa película infantil (Los dos que se robaron la luna, de 1962), hoy Lech Kaczynski es el presidente y su gemelo Jaroslaw, el primer ministro de Polonia. En Polonia la dirección política del país está en manos del premier, mientras el presidente orquesta los vínculos internacionales. Europa se mueve inquieta, no sólo por las cuestiones de intolerancia doméstica sino por los caprichos de los gemelos (57 años) que limitan vínculos comerciales del bloque, básicamente con Rusia.Con algo más de 38 millones de habitantes, una dolorosa historia de sometimiento y gloriosa resistencia y varias generaciones de héroes, hoy Polonia vive un período que muchos acusan de oscurantista. A punta de intolerancia, los idénticos Kaczynski —apenas diferenciados por el lunar que Lech exhibe cerca de la nariz—, trabajan para liberar a la nación de comunistas, gays y traidores.Para eso se apuraron a lanzar una ley que obliga a casi 700 mil personas, entre académicos, funcionarios, abogados y periodistas, a firmar en las próximas semanas una suerte de "certificado de inocencia", en el que deben informar si colaboraron alguna vez con el régimen comunista. La colaboración se paga con la pérdida del trabajo, cuando no con la prohibición para ejercer la profesión por 10 años. Organismos de derechos civiles aseguran que la ley es inconstitucional y que recurrirán a las autoridades europeas para zanjar el crucial diferendo.En su plan de reescribir la historia nacional y cegados de resentimiento hacia Alemania y Rusia por los viejos tiempos de opresión, los Kaczynski preparan también una ley para suprimir las pensiones especiales concedidas a los veteranos de la II Guerra, lo que afectará a ex miembros de la policía y cuerpos de seguridad, pero también a los ex brigadistas polacos que colaboraron con la República en la Guerra Civil Española. Sólo hay que cotejar fechas para advertir que es gente de 90 años o más quienes serán privados de fondos y cuyos nombres serán borrados de calles y escuelas.Pero los fantasmas para llevar adelante el proyecto de una Polonia ultracatólica, nacionalista y con valores morales son varios. Por eso, para terminar con la "amenaza gay" en el país —y con el anhelo expreso de llevar la singular razzia al resto de Europa— el ministro de Educación y vicepremier Roman Gyertich impulsa una ley para prohibir las charlas sobre homosexualidad en las escuelas, bajo pena de despido, multa y hasta prisión. El año pasado el gobierno había prohibido una Marcha del orgullo Gay y en otras manifestaciones de la comunidad homosexual hubo turbas violentas que tuvieron total libertad para arrojarles botellas y piedras a los manifestantes al grito de "Eutanasia para los gays, campos de concentración para las lesbianas". Justo es decirlo: la tolerancia cero de los energúmenos también se puso en evidencia en varios episodios callejeros de antisemitismo, rabiosamente influidos por la ultrafascista Radio Maria, una emisora que recibe apoyo del gobierno y que avergüenza al mismo Vaticano."Si esa clase de aproximación a la vida sexual fuera promovida a gran escala, la raza humana podría desaparecer", advirtió en tono apocalíptico en febrero el presidente Lech Kaczynski en Irlanda. Human Rigts Watch dijo que el proyecto viola la libertad de expresión y Robert Biedron, líder de la ONG Campaña contra la Homofobia, dijo al diario británico The Guardian que Polonia "es como una isla que se mueve a la deriva y separada del resto de Europa". Y se preguntó: "¿No conocimos ya esta clase de lenguaje en un momento de la historia no tan lejano?".Fundadores del partido ultraconservador Ley y Justicia, los Kaczynski llegaron al poder en 2005, poco después de la muerte del papa polaco Juan Pablo II —héroe y santo para sus compatriotas— y un año después del ingreso de Polonia a la UE. Su padre fue miembro de la resistencia polaca contra los nazis.Durante el período comunista conocieron la cárcel y tuvieron un papel de relevancia en las filas del sindicato Solidaridad, en los 80, en aquella revuelta de los astilleros de Gdansk que terminó esmerilando las bases del comunismo. Como abogado, Lech fue el principal asesor de su homónimo Walesa, líder de la revuelta y posteriormente presidente de los polacos. Hoy están peleados a muerte, y aunque Walesa goza de un desprestigio casi irreversible, se permite bromear con el modesto 1,60 cm de los Kaczynski cuando ironiza que los gemelos "no tienen estatura política".
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