domingo, 12 de junio de 2016
Omar Mateen: estadounidense, 29 años y vigilado por el FBI
El asesino de Orlando estaba casado, tenía un pasado como maltratador y trabajaba de vigilante de seguridad. Su familia no cree que el móvil fuera la religión
Un nombre emerge de la peor matanzaa tiros de la historia de Estados Unidos: Omar Siddique Mateen.
Ciudadano estadounidense de 29 años, residía en Port Saint Lucie, una localidad costera a 200 kilómetros al sur de Orlando, donde en la madrugada de este domingo entró armado en unclub gay y mató a tiros a 50 personas e hirió a 53.
El nombre del asesino disparó la especulación desde el minuto uno sobre sus motivos. El sospechoso estaba en el radar del FBI. Según la ficha que la policía federal tenía de él, había sido investigado por "posibles conexiones terroristas" y simpatía hacia el grupo terrorista Estado Islámico (ISIS, por sus siglas en inglés). A las 2 de la tarde, hora de Washington, el presidente de Estados Unidos, Barack Obama, confirmó que el crimen está siendo investigado como "un acto de terrorismo".
El FBI trató el caso al principio como un crimen de odio, de posibles tintes homófobos, sin descartar otras vías de investigación.
El padre de Mateen, Mir Siddique, fue contactado por NBC y aseguró que su hijo estaba motivado por el odio a la comunidad homosexual y no por cuestiones religiosas.
“Esto no tiene nada que ver con la religión”, dijo el padre. Relató que Omar recientemente mostró su desagrado al ver a una pareja gay abrazada en el centro de Miami y, en su opinión, eso podría ser el origen de la matanza.
“Vio a dos hombres besándose delante de su esposa y su hijo y se enfadó mucho”, dijo.
"Estamos pidiendo perdón por el incidente. No éramos conscientes de que estuviese planteando ningún tipo de acción. Estamos en estado de shock al igual que todo el país", añadió el padre del asesino.
Las cadenas CNN y NBC, citando agentes de la investigación, aseguraron que el sospechoso había llamado al teléfono de emergencias 911 antes de la masacre y había jurado lealtad a ISIS.
La investigación aún no ha hallado pruebas, 12 horas después de la matanza, de conexiones directas con grupos terroristas. El FBI está registrando la casa del sospechoso en busca de información en su ordenador y rastreando su huella en las redes sociales.
El diario The Washington Post contactó con la exesposa de Mateen, que habló bajo condición de anonimato. Aseguró que nació en Nueva York. La familia es originaria de Afganistán. “No era una persona estable”, dijo la mujer. “Me pegaba. Llegaba a casa y me empezaba a pegar porque la colada no estaba terminada o cosas así”.
Mateen tenía por entonces una pistola de calibre pequeño y trabajaba como guarda de seguridad en un centro de inernamiento juvenil.
La mujer identificó una cuenta de MySpace como propiedad del asesino. En ella se ven fotos de un hombre joven posando ante el espejo y otras instantáneas del propio Mateen. En una de ellas lleva una camiseta con el logo de la policía de Nueva York.
La pareja se divorció en 2011 después de que los padres de ella supieran de los maltratos y la ayudaran a abandonar la casa. El matrimonio duró apenas unos meses.
SIMILITUDES CON SAN BERNARDINO
Las primeras horas de la investigación sobre Omar Siddique Mateen se parecen a la mañana del 2 de diciembre pasado cuando Syed Farook y su esposa, Tashfeen Malik, mataron a tiros a 14 personas en un centro médico de San Bernardino, California. Farook tenía 28 años y Malik 29. Él era hijo de inmigrantes paquistaníes nacido y educado en Estados Unidos. En ambos crímenes se utilizó un rifle de asalto.
En San Bernardino, las fuerzas de seguridad extremaron la prudencia antes de considerar la matanza un acto terrorista. La familia y los amigos de Farook insistieron durante horas en que no se trataba de un radical, sino de un hombre religioso y reservado. Finalmente, el FBI encontró un mensaje en Facebook publicado por Malik con seudónimo en el que juraban lealtad al Estado Islámico o ISIS.
Las autoridades permiten donar sangre a los gais tras la matanza de Orlando
La FDA veta a los hombres homosexuales pero en respuesta a la crisis por la masacre del bar Pulse ha levantado la prohibición
Las autoridades de Estados Unidos levantaron este domingo temporalmente la prohibición de donar sangre a los gais en Florida para hacer frente a la crisis médica que ha supuesto la masacre del bar Pulse, donde un tirador solitario, movido según su padre por la homofobia, asesinó a 50 personas e hirió a medio centenar más. En condiciones normales los hombres que hayan tenido sexo con otro en el último año no pueden hacerlo.
El veto, que se antojaba hoy más irónico que nunca, había levantado una polvareda de críticas en redes sociales. "Es legal comprar un rifle de asalto. Es ilegal para un hombre gay donar sangre para las víctimas de una masacre. El mundo no tiene sentido", escribió en John Barcus en Twitter cuando todavía no se había tomado la decisión de levantar el veto.
Unas horas antes un banco de sangre de Orlando, Oneblood, había pedido a los vecinos de esta ciudad del sur de Estados Unidos que acudieran a donar para socorrer a los heridos. La gente acudió en masa al llamado de Oneblood
To the gay men who can't donate blood for our fallen brothers, just being there for each other is helping. Stick together.#PrayForOrlando
It’s legal to buy an AR-15 assault rifle. It’s illegal for a gay man to donate blood to victims of the massacre. The world makes no sense.
If you live in Orlando, there are many who need blood but (salt in the wound) gay people can’t donate. Straight allies, please do so.
Los usuarios subieron fotos a las redes sociales en las que se veía a decenas de personas haciendo cola para extraerse sangre. En ese momento, la comunidad gai no podía hacerlo y mucha gente se mostró en contra del impedimento. La Administración de Alimentos y Medicamentos (FDA en sus siglas en inglés), en diciembre pasado, había levantado la ley la prohibición de por vida para los homosexuales. En vez de eso, redujo esa veto a cualquier hombre que hubiera tenido relaciones con otro hombre en los últimos 12 meses, según The New York Times.
Golpe a la comunidad gay
La visibilidad hace a los gais más libres y, paradójicamente, más fáciles de atacar
Mucho camino se ha tenido que recorrer en Estados Unidos a lo largo de décadas pasadas para que una variada comunidad de lesbianas, gais, bisexuales y transexuales (LGTB) pueda reunirse un sábado por la noche, sin esconderse, en un bar de una ciudad socialmente conservadora del sur del país, como es Orlando, para disfrutar de unas copas y algo de música en el fin de semana en que una buena parte del país ha celebrado el Orgullo Gay.
En uno de estos bares, Pulse, han muerto este domingo al menos 50 personas a tiros, objetivo fácil de un radical armado hasta los dientes. No hace falta esperar a que la policía concluya sus pesquisas. Con los hechos basta: es la peor matanza a tiros en la historia de EE UU, en un local gay.
Orlando es un claro ejemplo de lo mucho que ha evolucionado el país desde que en 1969 un grupo de gais y lesbianas comenzara a manifestarse contra la represión policial en el pub Stonewall de Nueva York. En aquel entonces quienes demostraran abiertamente su homosexualidad se convertían en unos proscritos, sujetos a discriminación legal en todos los ámbitos imaginables, desde la sanidad al empleo o el ejército.
Mucho camino se ha recorrido en EE UU para que Disney World pueda celebrar unas jornadas gais
Meses después de los disturbios de Stonewall abría en Orlando el centro Walt Disney World, uno de los mayores parques temáticos del mundo, consagrado a la sublimación de algo tan conservador como la familia nuclear, donde los príncipes buscaban a hermosas doncellas y estas soñaban con ingresar en la realeza por la vía del matrimonio.
Hoy, hasta Walt Disney World celebra unas jornadas gais estos mismos días de junio. Cualquier miembro de la comunidad LGTB puede acudir a ese vasto parque temático de Orlando a divertirse de forma abierta, luciendo camisetas rojas para demostrar que los conceptos de ‘normal’ o de ‘familia’ pueden ser muy variados. Es cierto que Disney no organiza oficialmente esta jornada, pero la acepta con una silenciosa solidaridad, abriendo sus brazos y sus cajas registradoras a las decenas de miles de miembros de la comunidad LGTB que acuden a Orlando esos días.
Parecería, pues, que EE UU haya llegado a la igualdad plena. ¡Tiene hasta un presidente que apoya por primera vez el matrimonio gay! Incluso el Tribunal Supremo ha reconocido el derecho de los homosexuales a casarse con todos los beneficios y obligaciones que marca la ley. Pero nada más lejos. Y no por una cuestión de derechos y libertades, sino de aceptación social.
En un futuro deberá desaparecer el concepto de trato especial a los homosexuales para considerarlo trato meramente normal
Volvamos a Disney como empresa que ha abierto camino con un tratamiento especial a los gais. Hace tres meses amenazó con dejar de hacer negocios en el Estado de Georgia si el gobernador sancionaba una ley que permitiría por un lado a empleados del registro civil negarse a oficiar uniones entre personas del mismo sexo por objeción de conciencia y por otro a organizaciones religiosas despedir a personas por su condición sexual. Esa ley no es un episodio aislado. Es una copia, de hecho, de otra que intentó aprobarse el año pasado en Indiana.
El caso es que las políticas pueden haber avanzado y que en las grandes ciudades como San Francisco, Nueva York, Los Angeles o Washington se puede vivir la propia homosexualidad con libertad, pero lo que debería ser normal es aún considerado trato especial. Para que dos hombres o dos mujeres se den la mano o se besen en público, Disney no debería necesitar un día específico para los gais, como si esta comunidad debiera quedar contenida en su propio perímetro.
En algún tiempo futuro será necesario ir más allá: si de verdad hubiera aceptación y normalidad social, no se necesitarían los millones de bares que hay en el mundo como Pulse, un lugar en el que ha sido tan fácil cometer una masacre. Los gais deberían poder mostrarse como tales donde fuera, sin miedos, sin riesgos, sin agresiones.
Eso, sin embargo, es de momento una utopía, y no sólo en EE UU, sino también en países más avanzados en derechos LGTB como España. Hasta que ese día llegue, será necesario que la comunidad gay tenga sus espacios de protección y de reivindicación: días especiales en parques temáticos, bares como Pulse o manifestaciones del Orgullo Gay. Y al fin y al cabo, poco cambiaría que un radical, por motivos que pronto revelarán las autoridades, abriera fuego en ese bar o en cualquier otro, matando a decenas de personas, sean del sexo o de la condición que sean. Para este tipo de locura no hay distinciones que valgan.
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