La trampa El videoclub donde la policía ha detenido a gais. Foto: IDOYA NOAIN
Los homosexuales denuncian el acoso de la policía en Nueva York
VUELVE UNA PERSECUCIÓN 40 AÑOS DESPUÉS DE LAS PRIMERAS REVUELTASEL 'DELITO' DE SER GAY
Agentes de paisano hacen de cebo y fuerzan arrestos acusando a las víctimas de prostitución
IDOYA NOAIN NUEVA YORK
Hace 40 años fue un bar, el Stonewall Inn en Greenwich Village; hoy son videoclubs de material para adultos en Chelsea y el East Village. Hace cuatro décadas se enfrentaron la policía y colectivos homosexuales; hoy también. Y aunque, desde 1969, la sociedad ha cambiado radicalmente en asuntos de igualdad sexual, algunos fantasmas resucitan en Nueva York.
Sí, ha vuelto la sombra del Stonewall, el bar donde una redada policial una noche de junio de 1969 originó las primeras revueltas de homosexuales, hartos de poner la otra mejilla y someterse al acoso de los agentes. Y esta vez el abuso denunciado por los gais tiene forma de lo que llaman "falsos arrestos", detenciones de dudosa legalidad que se practican cuando las víctimas creen ir a tener una relación sexual consensuada con un desconocido y acaban acusadas de prostitución.
El escándalo estalló en la comunidad gay ya hace meses, pero solo en los últimos días ha logrado saltar al ámbito general, después de que se hayan implicado políticos y le haya prestado atención hasta The New York Times, e incluso haya llegado a las calles con una protesta el pasado sábado ante la mansión del alcalde, Michael Bloomberg.
Entrampados
Uno de los organizadores de esa manifestación fue Harold Pinter, un hombre de 53 años que fue detenido en octubre en Blue Door, un videoclub en la Primera Avenida, y que ahora ha fundado la Coalición para Detener los Arrestos.
Según su versión, estaba en el establecimiento comprando un DVD cuando vio a un atractivo joven de origen asiático. Entablaron conversación y acordaron ir al coche del joven para mantener una relación sexual. Entonces Pinter escuchó decirle que le pagaría 50 dólares. Él asegura que no contestó y pensó que era raro que un joven quisiera pagarle a él. Volvió a oír la propuesta. Tampoco respondió. Pero ya estaba en la calle rodeado por unos hombres que le arrojaron contra una valla, le quitaron su cartera y le esposaron, acusándole de prostitución.
Al menos otros 33 hombres fueron arrestados en circunstancias y lugares similares el año pasado y a principios de este, según denuncian activistas gais.
Y aunque Paul Browne, un portavoz de la policía, asegura que "las actuaciones policiales fueron en respuesta a quejas vecinales", Pinter sostiene en una entrevista telefónica que "cuando se ha pedido información concreta sobre esas quejas la policía no ha facilitado ningún detalle".
La mayoría de los detenidos aceptaron por asesoría legal declararse culpables de cargos menores de conducta desordenada. Lo hizo por ejemplo Pinter, que tuvo que pagar una pequeña multa y asistir a cinco sesiones de terapia y que en unos años verá desaparecer lo ocurrido de su historial. Pero eso no detiene su lucha.
"Estos arrestos son ilegales e inmorales --denunciaba en la manifestación Joel Czarlinsky, otro miembro de la coalición--. Esto ha venido de arriba y están arruinando la vida de gente inocente".
Anomalías
La posibilidad de que la policía esté colocando en su diana a los gais y sus lugares de reunión ha hecho reaccionar a las autoridades, y la semana pasada hubo una reunión de agentes, activistas y políticos, incluyendo dos abiertamente gais.
"Es la primera vez que hombres de mediana edad están siendo arrestados por prostitución", dijo el senador estatal Thomas Duane, apuntando algunos datos extraños que hacen saltar las alarmas: solamente uno de los detenidos tiene antecedentes. Y no suelen ser hombres mayores de 42 años, como la mayoría de los arrestados, quienes se dedican a la prostitución.
La atención política y mediática empieza a tener efectos, pero los afectados siguen cautelosos. El domingo, tras aparecer en el Times, Pinter recibió en su casa la visita de dos agentes de asuntos internos, que supuestamente van a iniciar una investigación de su caso. "Vinieron sin anunciarse, sin siquiera llamar desde el portal --critica--. Eso, en mi opinión, se parece bastante a la intimidación".