SentidoG entrevistó en exclusiva al presidente de una organización LGBT rusa, que desde el año 2006 trabaja en 16 regiones de ese país. Las leyes homofóbicas, la imposibilidad de diálogo con el Gobierno, el fortalecimiento del activismo LGBT local y el impacto de la reacción internacional, fueron algunos de los temas abordados.
(SentidoG)*
Para Igor Kochetkov, presidente de la Russian LGBT Network, el gobierno ruso busca “distraer la atención de la gente de los verdaderos problemas sociales y políticos”, creando enemigos que persiguen “destruir la identidad cultural del país”. Estos enemigos son “Occidente, los migrantes, los chechenos y las personas LGBT”. Entre las leyes homofóbicas y los crímenes de odio, en esta entrevista intentamos comprender un poco más la difícil situación de la comunidad LGBT en Rusia.
¿Existe voluntad política para condenar estos crímenes?
El principal problema en la esfera de los derechos humanos de la comunidad LGBT de Rusia es que el Estado no quiere hablar de ningún tipo de discriminación basada en la orientación sexual e identidad de género. La posición de las autoridades rusas es negar este fenómeno. Putin y otros dirigentes del país han anunciado varias veces que “en Rusia no se los discrimina”, en referencia a la población LGBT. Esta posición no solo indica la negativa a otorgar a la comunidad LGBT garantías legislativas, sino también la reticencia de la Policía para investigar objetivamente los delitos motivados por el odio homofóbico y la transfobia.
¿Se han cometido más crímenes que los trascendidos? ¿Llevan algún registro de denuncias?
Hacemos un seguimiento día a día de los casos y las denuncias que recibimos. Es una parte de nuestro trabajo. En nuestra oficina contamos con un abogado y también trabajamos con otros profesionales que nos asisten para determinadas consultas y ayudan a nuestros activistas en los tribunales. Regularmente enviamos nuestras estadísticas a organismos internacionales, como el Comité de las Naciones Unidas contra la Tortura, y la Organización para la Seguridad y la Cooperación en Europa (OSCE). Por ejemplo, en 2012 enviamos a la OSCE estadísticas sobre crímenes de odio, en donde describimos 22 casos concretos de violencia contra la comunidad LGBT.
Más allá del Gobierno, ¿la sociedad rusa es tolerante con la homosexualidad?
La homofobia y la transfobia existen en todos los países del mundo. Por supuesto, varía el nivel de rechazo. En Rusia el nivel es bastante alto. Sin embargo, la homofobia en las políticas oficiales del Gobierno durante los últimos dos años no proviene de la sociedad misma. Al contrario, es precisamente el cambio en las políticas del Gobierno lo que condujo al crecimiento de las actitudes homofóbicas.
Es llamativo que el tema del “peligro social” que supuestamente representa la comunidad LGBT y la “propaganda homosexual” fueron activados a fines de 2011 o principios de 2012, cuando comenzaron las protestas masivas contra las “elecciones injustas” y el crecimiento del descontento general. El régimen gobernante está tratando, por un lado, de buscar apoyo entre la población más conservadora e inculta, asustándola con diferentes fobias; y, por otro, de distraer la atención de la gente de los verdaderos problemas sociales y políticos.
Las autoridades rusas están promoviendo activamente el concepto de “valores tradicionales” como una nueva ideología oficial. Parte de esta ideología es la creación de enemigos que supuestamente buscan destruir la identidad cultural del país y a la “familia tradicional” como su base. Entre estos enemigos se destacan: Occidente, los migrantes, los chechenos y las personas LGBT.
¿Qué postura han tomado los medios de comunicación rusos sobre la ley anti-gay y los crímenes de odio?
Las autoridades fomentan la difusión de información que estigmatiza a la comunidad LGBT y alienta a limitar nuestros derechos. Y los canales de televisión y otros medios controlados por el Estado promocionan este tipo de información. En este contexto no es posible una discusión pública profunda sobre la igualdad de las personas LGBT.
¿Cómo es el trabajo de las organizaciones gays? ¿Qué acciones está llevando a cabo la Russian LGBT Network?
La situación actual es muy inestable. Nuestras acciones concretas dependen de circunstancias cambiantes. Pero podemos asegurar una cosa: no nos vamos a dar por vencidos. Por desgracia, en este momento no hay en el poder gente con la que podamos discutir cambios en las políticas de Derechos Humanos. Sin embargo, nosotros continuamos expresando nuestra posición a la sociedad, e instamos a activistas de derechos humanos, periodistas, artistas y otros referentes a expresar públicamente su posición, para protestar contra la arbitrariedad y la discriminación. Afortunadamente, estas personas son muchas.
Desde nuestra Red apoyamos a las víctimas de la discriminación y de los crímenes de odio, proporcionándoles asesoría legal y psicológica, y la representación de sus intereses en los tribunales. Ayudamos a quienes no se quieren ocultar, trabajando con sus familias y amigos. Las personas LGBT de Rusia ya no son las mismas que hace cinco años. Hay nuevas iniciativas y organizaciones que nosotros también apoyamos. Creo que la solidaridad y la acción organizada permitirán que la comunidad LGBT supere las dificultades actuales y se convierta en una de las fuerzas que harán de la sociedad rusa una más humana, justa y moderna.
¿Qué les gustaría expresar al resto del mundo?
En mi opinión, la reacción internacional a la adopción de leyes homofóbicas habla de dos cosas muy importantes. En primer lugar, la comunidad internacional LGBT ya se ha convertido en un poderoso agente que no se puede ignorar. Estoy contento y orgulloso de que las personas LGBT de Rusia cuenten con esta activa resistencia. En segundo lugar, la solidaridad internacional en la lucha por los derechos humanos, la igualdad y la justicia es un argumento serio que puede tener un impacto en las políticas de Rusia. Doy la bienvenida con respeto y gratitud a las declaraciones del presidente Obama, la canciller Merkel y otros políticos que critican públicamente la homofobia de sus pares rusos. Sin embargo, estoy seguro que no hubiésemos escuchado estas declaraciones si no hubiera habido primero una ola de indignación de la gente común de estos países.
*Agradecemos especialmente la gestión y el trabajo de Roosa Laaksonen.
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