Madi
Activista gay en Irak
GARA habló con una de las lesbianas iraquíes amenazadas de muerte en la aún no denunciada persecución hostil creciente contra la comunidad homosexual iraquí.
A.B.
BAGDAD
¿Por qué se esconde?
Huí de casa hace cuatro semanas. He recibido un e-mail que me amenaza con decirle a mi familia que soy lesbiana. En el mejor de los casos, me obligarían a un matrimonio con un hombre; en el peor, me matarían. Siempre supe que tendría que salir de mi casa, pero no esperaba que fuera tan rápido.
¿Es una situación común para los homosexuales en Irak?
Más de mil homosexuales han sido asesinados en Irak desde 2003. Yo perdí siete amigos cercanos en tiempos de Saddam, no nos etiquetaban como delincuentes, no se realizó investigación alguna sobre nosotros, pero no podíamos salir del país. Hoy podemos viajar a otros lugares, pero Irak está lleno de asesinatos que hacen las cosas mucho peor.
¿Quiénes son esos «asesinos»?
Las milicias de Moqtada al-Sadr y las fuerzas de seguridad son las más agresivas. También estamos señalados por nuestras familias. Más de mil homosexuales han sido asesinados desde la invasión, sobre todo desde que el clérigo chií Ali Sistani emitió, hace cuatro años, una fatwa (dictamen jurídico relativo a la ley islámica) en la que afirmaba que los homosexuales deben ser asesinados de la manera más severa. Por ello, muchos son torturados y luego asesinados o quemados vivos. Cuando los cadáveres llegan al hospital las marcas indican que eres homosexual, por lo que no se investiga. En algunos casos les ponen pegamento en el ano y les obligan a beber y a comer hasta que revientan.
¿Están siendo estos delitos investigados?
El Gobierno no hace nada. El estado en el que algunos cuerpos llegan al hospital es clara muestra del crimen. Es como un crimen de honor, algo así como un «asunto familiar», por lo tanto, nadie debe intervenir.
Usted dice ser una activista. ¿Cómo lleva a cabo esa tarea?
Las personas «normales» en Irak pueden luchar abiertamente por sus derechos, pero no nosotros. Solo podemos ocultarnos y protegernos hasta que logramos salir del país. Trabajo con una ONG iraquí con sede en Londres, LGBT, creada para proteger a gays, lesbianas, bisexuales y transexuales, que es financiada por otras organizaciones internacionales. Hemos ayudado a más de 50 personas a salir de Irak. Hasta que dejan el país, si es que pueden, les ofrecemos una casa segura o un refugio. Actualmente hay dos refugios en Irak, los dos en Bagdad, en los que alojamos a unas 50 personas. Sin embargo, algunos no tienen otra opción que quedarse al no tener pasaporte ni documentación oficial, ya que tuvieron que salir corriendo para salvar sus vidas tras una agresión, así que es difícil que les puedan proporcionar ayuda legal. Los que tienen pasaporte se marchan a Líbano o Jordania. Siria era una opción, pero por su actual situación ha dejado de serlo.
¿Alguna vez ha tratado de dejar Irak?
Lo hice hace tres años. Estuve un año residiendo en Siria tras recibir amenazas. La última vez, cuando me fui de casa, traté de volar a Líbano desde Erbil (Kurdistán iraquí), pero mis amigos estaban siendo acosados y no tenía un lugar seguro donde quedarme. Ahora es casi imposible. Un amigo me dijo que mi familia ha enviado mi nombre y mi fotografía a los aeropuertos y puestos de control.
¿Tiene algún contacto con su familia?
No puedo correr ese riesgo. Tienen sus sospechas, pero nunca les dije abiertamente que soy lesbiana. Sé que aún me buscan, pero yo no les digo que soy lesbiana. Quiero que me recuerden como su hija, y no solo como un «maricón», que es como nos llaman en Irak.
¿Cómo podría la comunidad internacional ayudarle en su lucha?
Los gobiernos extranjeros deben comprender que ser homosexual en países como éste supone un gran riesgo para nuestras vidas. Tienen que reconocernos como refugiados para que podamos seguir con vida.
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