Abogados como Neil Grungras se tornan vitales a medida que aumentan los informes sobre persecución...
WASHINGTON DC, Estados Unidos, 29 de junio (ACNUR) – Abogados como Neil Grungras se tornan vitales a medida que aumentan los informes sobre persecución y violencia hacia refugiados y solicitantes de asilo en el mundo por motivos sexuales. Grungras ha pasado muchos años abogando por los derechos de refugiados y solicitantes de asilo lesbianas, gays, bisexuales, transexuales e intersexuales, y además es el fundador y director ejecutivo de la Organización para el Refugio, el Asilo y la Migración (ORAM por sus siglas en inglés), con sede en San Francisco. El trabajo de ORAM incluye actividades en materia de educación, representación, defensa y formación sobre los colectivos LGTBI. La voluntaria en el departamento de Información Pública de ACNUR Dasha Smith habló con él durante el reciente foro sobre la protección de protección de refugiados lesbianas, gays, transexuales, bisexuales e intersexuales (LGTBI) celebrado en Washington DC. Extractos de la entrevista:
Lleva más de 25 años trabajando con refugiados y solicitantes de asilo. ¿Qué es lo que le mantiene comprometido con este trabajo? ¿Por qué es todavía tan importante para usted?
Ahora es más importante que nunca, porque parece que el espacio en la agenda humanitaria para los refugiados se está reduciendo. Es aún más importante para las personas que están comprometidas a seguir luchando en esta batalla cuesta arriba. Nunca he pensado en hacer algo diferente. Estoy comprometido con este trabajo al 100%. Para los refugiados LGTBI (lesbianas, gays, transexuales, bisexuales e intersexuales) es realmente crucial porque es un tema muy importante que está ahora saliendo a la luz. Creo que ORAM ha desempeñado un gran papel a la hora de darlo a conocer y sensibilizar a la opinión pública, y ahora que sabemos cuales son los problemas y los vacíos debemos concentrarnos en mejorar y hacerlos frente.
¿Puede hablarnos acerca de los retos globales a los que se enfrentan estos refugiados?
Los países en los que la supervivencia tiende a ser más difícil para las personas del colectivo LGTBI tienden a estar concentrados en África y Oriente Medio. También hay varios países en las Américas y un par de lugares en Asia, pero en África y Oriente Medio hay una mayor concentración y se dan los mayores desafíos. Esto supone un reto para las personas del colectivo LGBTI que están escapando de la persecución e intentan encontrar un lugar relativamente seguro. El reto es en cierta medida diferente al que afrontan la mayoría de los refugiados. En el mundo, 75 países tipifican como delito las relaciones con personas del mismo sexo, y siete países las castigan con la pena de muerte. Hay además muchos otros países donde estas personas pueden ser asesinadas para preservar el honor de la familia, o ser ejecutadas extrajudicialmente o sufrir otro tipo de daños. Cuando una persona que pertenece al colectivo LGTBI (lesbianas, gays, bisexuales, transexuales o intersexuales) huye de la persecución en un país, habitualmente tiene que hacerlo a un país vecino que los trata del mismo modo que el país del que acaban de escapar. Esto supone un gran vacío internacional en materia de protección, ya que la persona no sólo no tiene acceso al sistema en sí, sino que además él o ella no puede ir a un país donde estar a salvo y tener acceso al sistema.
¿Cómo ayuda ORAM a estos refugiados en los países donde las relaciones con personas del mismo sexo están tipificadas como delito?
En gran medida, nos centramos en los derechos humanos básicos que se ven involucrados. Incluso en lugares donde las relaciones homosexuales están tipificadas como delito, la población no apoya la ejecución, la tortura o el asesinato de estas personas. Todavía hay lugar, incluso en algunos de estos lugares, para un sentimiento humanitario hacia la persona que está siendo clasificada como pervertida, paria o delincuente. Pero el hecho de la criminalización esté tan extendida hace que se presenten problemas en términos de cómo hacer que los jueces y las ONGs se comporten de un modo humanitario con alguien a quien están diciendo que lo que hace está penado. Pero realmente el problema es conseguir que estas personas salgan a la luz y pidan ayuda, ya que están aterrorizadas.
¿Cuán diferentes son los retos para los refugiados reasentados pertenecientes al colectivo LGBTI en los Estados Unidos?
Los desafíos varían bastante. Empecemos con la norma estadounidense que obliga a los solicitantes a pedir asilo al gobierno durante el año en que llegan al país. Esta norma impide a las personas que aún no han salido del armario describir el motivo real por el que vienen a Estados Unidos o por qué necesitan asilo. A veces el reto es que los jueces no son lo bastante sensibles a la vulnerabilidad de los solicitantes de asilo. Los jueces podrían ser más alentadores y apoyar de manera sutil a estas personas. Otro gran problema es la naturaleza del sistema norteamericano de asilo y refugio, que en gran medida está basado en la nacionalidad y la reunificación familiar. En muchos aspectos el sistema no ofrece a los pocos refugiados LGBTI que son admitidos las herramientas necesarias para sobrevivir aquí. Estamos descubriendo que gran parte del sistema depende de la ayuda que las familias ofrecen a los refugiados que llegan al país, orientándoles sobre el propio funcionamiento del sistema y ayudándoles una vez que finalizan los ocho meses iniciales de asistencia del gobierno. Muchos refugiados LGBTI no logran integrarse bien. Los solicitantes de asilo también están en una mala situación. Muchos acaban convirtiéndose en “sin techo” durante su periodo de solicitud porque no tienen en quién apoyarse. Muchos solicitantes de asilo que alegan temor a persecuciones basadas en su orientación sexual o identidad de género han tenido que huir de sus familias y por lo tanto evitarán el contacto con ellas y su comunidad, lo cual significa que no tienen nadie en quien apoyarse para sobrevivir.
En su opinión, ¿cómo puede una persona ser más activa en la protección de estos refugiados?
En la práctica, lo que se puede hacer en Estados Unidos es dar apoyo a estos refugiados y solicitantes de asilo pertenecientes al colectivo LGBTI. ORAM tiene un programa llamado “Adopta a un Refugiado”, que permite a los estadounidenses ayudarles a sobrevivir durante su tránsito. Nosotros identificamos a un cliente con unas necesidades específicas –por ejemplo, alguien que necesite ayuda para comprar la comida, medicinas o pagar el alquiler-, y el patrocinador en Estados Unidos nos ayuda a asegurar que esa persona puede mantenerse hasta que sea reconocida como refugiada y sea reasentada en otro lugar, o hasta que pueda valerse por sí misma. Los americanos también pueden apoyar a los refugiados que llegan al país a través de un programa que ORAM ha puesto en marcha en la bahía de San Francisco, y que permite que se identifique y dé apoyo a un refugiado en su propia comunidad. Pronto ampliaremos este programa por todo Estados Unidos y necesitaremos personas que estén dispuestas a arremangarse y ponerse en marcha para ayudar a los refugiados que acaban de llegar. Las Consultas Anuales de ACNUR con las ONGs (del 28 al 30 de junio) incluyen una conferencia paralela organizada por ORAM. Esta actividad busca explorar el acceso a los servicios de las ONG por parte de los refugiados lesbianas, gays, bisexuales, transexuales e intersexuales (LGBTI), así como abordar las barreras institucionales y subrayar los resultados de la primera encuesta realizada por ORAM a nivel mundial sobre las actividades de las ONGs en materia de asistencia al refugiado y las actitudes hacia estos refugiados.
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