martes, 13 de febrero de 2007

Tengo derechos, me siento viudo

Wilson Reyes Navarrete en el taller de carpintería de madera de la cárcel de Dueñas. / J. RUIZ
.
WILSON REYES NAVARRETE INTERNO DE DUEÑAS QUE RECLAMA UNA PENSIÓN DE VIUDEDAD DE SU PAREJA EN LA CÁRCEL
«Tengo derechos, me siento viudo»
.
El recluso argumenta que su matrimonio civil estaba autorizado y que su pareja murió días antes de la boda, retrasada por la agenda judicial
RICARDO S. RICO/PALENCIA
.
Ve cercano el día en que un cartel imaginario le indique el camino hacia la libertad, lejos ya de los muros carcelarios -obtendrá este año la condicional-, y ansía una vida distinta, estudiar y trabajar, reinsertarse en la sociedad. Pero ese camino es a veces pedregoso, con puentes que se derruyen al paso. Por eso en su maleta guarda con celo unos documentos que evocan al tiempo un pasado de dicha y un futuro de esperanza roto por una inesperada muerte y que espera sean salvoconducto para que la justicia le proporcione un bastón que le ayude a andar los primeros tramos de ese camino. Esos papeles los encabezan los membretes del Ayuntamiento y del Juzgado de Paz de Dueñas y certifican su inscripción junto a su compañero en el Registro de Parejas de Hecho, así como una autorización de matrimonio civil que no llegó a consumarse por el retraso en la agenda de trabajo en el juzgado y la muerte súbita de su novio. Son los documentos que Wilson Melitón Reyes Navarrete, un recluso ecuatoriano del centro penitenciario de La Moraleja, ha presentado en el Juzgado de lo Social Decano de Palencia junto a una demanda en la que reclama una pensión de viudedad tras el fallecimiento de José Antonio de Castro, un interno palentino de la cárcel con quien compartía una relación sentimental y una celda como improvisado hogar. Según la demanda, la pareja se consolidó cuando ambos hombres cumplían condena en la cárcel, y para formalizar esta relación, efectuaron ante el Ayuntamiento de Dueñas la inscripción en el Registro de Uniones de Hecho, certificado acreditado en febrero del 2003. La solicitud de registro también fue formalizada ante la Junta de Castilla y León. Pasado el tiempo, el Juzgado de Paz de Dueñas resolvió la autorización de matrimonio civil, que debería haberse celebrado inicialmente el 21 de febrero del 2006 en la propia cárcel, fecha que fue retrasada al 20 de mayo «por motivos de agenda de trabajo del órgano judicial». El enlace no llegó a celebrarse porque uno de los miembros de la pareja falleció el 26 de abril por un triple infarto de miocardio.«¿Cómo no voy a tener derecho, si se están dando incluso casos de personas que han estado unidas sin ser pareja de hecho?, reflexiona Wilson, quien apostilla cómo su caso no será el único. «Hoy me pasa a mí, pero en el futuro puede ocurrirles a muchos», augura, y rápidamente vuelve a justificar su petición. «Tengo derecho porque me siento viudo, desamparado, además España es un país democrático, donde los homosexuales son el tercer sexo», apunta Wilson, de 39 años, que permanece encarcelado en la cárcel de Dueñas desde el 2001 -adonde llegó procedente de la cárcel madrileña de Soto del Real- con una condena de nueve años por tráfico de drogas. «Por la mala cabeza», hace hincapié, al tiempo que considera la pensión de viudedad como «un beneficio para cuando salga, para el futuro». Cursar MedicinaWilson Reyes quiere cursar Medicina en España -afirma que estudió cuatro años de Tecnología Médica en su país- y el dinero de esa pensión vale su peso en oro para vivir antes de encontrar un trabajo. «Si uno trabaja, siembra algo para los más allegados, y yo soy su persona más allegada, he convivido con él, han sido muchas mañanas, tardes y noches juntos», señala el recluso ecuatoriano, quien rememora en el taller de carpintería de la cárcel los inicios de su relación con José Antonio de Castro, de 50 años, conocido como 'El Camiones' por su profesión al volante, hasta que el narcotráfico hizo que diera también con sus huesos entre rejas.«Cuando llegué, él ya estaba en la cárcel. Yo empecé a trabajar en una de las revistas que elaboran los reclusos del centro porque me gusta mucho leer y me cruzaba con José Antonio a la entrada y salida del centro cultural. Él empezó a pedirme que le hiciese escritos y así, mediante favores, se inició una relación que se fue consolidando, hasta conocer él detalles de mi vida íntima y yo de la suya», recuerda Wilson Reyes, quien asegura que llegaron a tener «una relación de noviazgo como heterosexuales». Ese noviazgo lo vivieron cada uno en su módulo -«mis padres no lo aceptaban al principio porque le veían muy mayor, pero los suyos sí», señala en un inciso el recluso ecuatoriano- hasta que, con su inscripción como pareja de hecho ante el Ayuntamiento de Dueñas, José Antonio solicitó el cambio de módulo y se le concedió.«Fue un escándalo, pero se nos respetaba mucho, los que peor lo veían eran los internos africanos y asiáticos, debido a sus culturas. Fueron los momentos más bellos que vivimos, José Antonio me enseñó a madurar y a sobrellevar el estar aquí», asegura Wilson, que incluso se llegó a plantear adoptar niños con su pareja. «Esperábamos a que saliéramos en libertad y a tener un trabajo fijo, José Antonio no como camionero, porque decía que era una labor muy esforzada», apostilla Wilson, que reconoce su homosexualidad desde que tenía 13 años, pero se detiene un instante hasta que habla de la orientación sexual de su pareja. «José Antonio era bisexual, le gustaban también las chicas, algunas venían a verle. De hecho, estuvo casado», apunta el preso ecuatoriano, pero asegura que en su relación sentimental «no hubo ni una sola discusión», ni por ese motivo ni por posibles pretendientes de Wilson. «He ocupado siempre mi puesto, no se puede dar confianza a cualquiera, tienes que hacerte respetar», afirma el interno ecuatoriano, que con la ayuda de sus cuñadas y suegros, así como la del educador, «voy asimilando su muerte». Pero el triple infarto de miocardio que le sobrevino a su pareja no acaba de quitárselo de la cabeza. «Murió el 26 de abril del 2006, días antes de la boda y de que el juez le concediera un permiso. No era su día», se lamenta Wilson, quien no quiere saber nada por el momento de novios. «Los valoro como amigos», asegura.

No hay comentarios: