martes, 7 de agosto de 2007

Juicio a un torturado (sí, ¡a un torturado!): El caso de Blas Julio







Derechos humanos Panamá


Juicio a un torturado (sí, ¡a un torturado!): El caso de Blas Julio, Por: Julio Yao (SERPAJ - PANAMA)Fecha publicación: 06/08/2007



Ocurre con frecuencia que mandatarios corruptos, tiránicos, traidores y sanguinarios persigan, exilien, neutralicen, torturen y hasta maten a los periodistas que se atrevan a señalar las lacras de sus gobiernos, el enriquecimiento ilícito, la ausencia de justicia, los delitos ecológicos y la intolerable extrema pobreza de la población. En vez de remediar - o intentar mitigar - estos males, estos personajes, premunidos de ropaje institucional, dejan caer rayos, truenos y centellas desde el Olimpo sobre quienes hablan en nombre de los que no tienen voz o que, teniéndola, no se atreven a emplearla. No pocas veces, los mandamases venales cumplen simplemente los designios y caprichos de los verdaderos dueños del poder, especialmente de los que tienen capacidad para sobornar a quienes gobiernan en nombre del pueblo.Entonces se desmandan contra el mensajero, pero, como bien advierte James Dakin, reportero de la Casa Blanca: “No se culpe al mensajero, puesto que no es el que engendra desaciertos, ni los males que padece la humanidad insensata. Sólo cumple fielmente una noble misión orientadora e informativa y da valor y contenido a derechos fundamentales del hombre.” Mañana, 7 de agosto de 2007, a las nueve de la mañana, el combativo periodista, Blas Julio, quien fue director del diario El Siglo y es uno de los más destacados reporteros panameños, se sentará nuevamente en el banquillo de los acusados en el Juzgado Quinto de la Corte Suprema de Justicia para escuchar sentencia en torno a un juicio por el presunto delito de extorsión. Blas Julio, combativo periodista bolivariano, patriota y defensor de los pobres, ha sido látigo incesante de personajes siniestros y corruptos. No era nada extraño, pues, que Blas fuese objeto de una demanda por calumnia e injuria por parte de un poderoso empresario de origen libanés, a la sazón estrechamente vinculado a la expresidenta Mireya Moscoso y hoy mucho más cercano al presidente Martín Torrijos que a la viuda de Arnulfo Arias. Por esta acusación, Blas Julio fue declarado inocente.Sin embargo, el empresario arrogantemente insistió en un segundo juicio por los mismos señalamientos, y nada impidió tan brutal desaguisado, pues nadie puede ser juzgado dos veces por una misma causa. Impotente y sin recursos, Blas Julio no pudo defenderse de tan perversa imposición en nombre de la Ley. Pero ni la Iglesia, ni los gremios de abogados ni las organizaciones defensoras de los derechos humanos se enteraron o se dieron por aludidos, haciéndose cómplice de los arrebatos, de las sacrosantas iras del poder. Esta vez, Blas Julio fue condenado sin compasión.Claro, ¿por qué complicarse la vida solidarizándose con el periodista Blas Julio si “él mismo se las buscó” por criticar al empresario, a quien le han retirado o negado visa de entrada a Estados Unidos y otros países, y a la entonces presidenta Mireya Moscoso? Es un hecho que al empresario se le mencionó públicamente como vinculado a actividades como el financiamiento de grupos “terroristas”, de lavado de dinero proveniente del narcotráfico, de haber donado fondos a un presidente de Costa Rica, razón por la cual fue desbancado del poder. Y en cuanto a la entonces presidenta Moscoso, bueno, son muchos los cargos que le han endilgado a la primera mujer presidenta de Panamá. Ciertos los cargos o no, Blas Julio tenía derecho a utilizar tal información como materia prima de su trabajo sin tener que ser sometido a persecución y cárcel. ¿No lo establece así la Declaración de Chapultepec (México, 11 de marzo de 1994) cuando en su Artículo 10, dice lo siguiente?: “10. Ningún medio de comunicación o periodista debe ser sancionado por difundir la verdad o formular criticas o denuncias contra el poder publico.”Cuando Blas Julio ingresó a la cárcel, podemos decir que, entonces sí, ¡ardió Troya! Mejor dicho, ardió “La Joya”.“La Joya” es el nombre de la cárcel en la que Blas Julio padeció durante tres años las más atroces torturas que pueda uno imaginarse. Como si fuera un temible y demente terrorista; como si fuera una amenaza a la seguridad colectiva, nacional o internacional. El hizo lo que deben hacer los periodistas honestos: decir la verdad, tal como la entendía.Pero dejemos que sea Blas Julio quien nos diga que le ocurrió durante sus tres años de penurias en “La Joya”, no sin antes aclarar que el confeso terrorista Luis Posada Carriles no corrió la misma suerte en dicha cárcel sino todo lo contrario. El siguiente es un extracto del libro de Blas Julio, El Cementerio de los Vivos, escrito en la cárcel:Algunas torturas a las que fui sometido:1. Me encerraban en celdas de castigo. Uno de estos tenebrosos sitios es conocido como La Chutra. Allí me engrilletaban a las rejas de la puerta por más de 5 horas (todos los días) por lo que tenía que realizar mis necesidades fisiológicas en esa condición y totalmente desnudo. Muchas veces algunos policías entraban en horas de la madrugada a La Chutra, y me golpeaban estando encadenado, con puños, patadas y palos hasta hacerme sangrar. Luego de un largo y enloquecedor tiempo me soltaban y me obligaban a introducir la cabeza en un servicio higiénico inservible y repleto de excretas de otros reclusos. Según los verdugos yo debía bucear entre la porquería hasta encontrar un celular que otros detenidos habían escondido en el excusado. A veces ese maltrato se iniciaba a las dos de la madrugada y duraba hasta las siete de la mañana (los policías eran rotados). Por lo general filmaban las torturas, pero los torturadores se cubrían el rostro. Esta tortura me la aplicaron casi siempre en los tres años y más que estuve en ese penal.2. Me encerraban en otra celda totalmente oscura y sumamente estrecha. Ahí pasaba semanas hasta que llegara mi esposa a visitarme. Recuerdo que siempre que ella me visitaba cada 15 días me sacaban temprano, me llevaban a bañar y me permitían vestirme con ropa más o menos limpia. Aunque el Sistema Penitenciario me maquillaba no podían retornarme la visión que era nublada, producto del tiempo en que me mantenían encerrado a oscuras, desnudo, sin alimentos, en frialdad y sin medicamentos. A mi familia no le permitían que me llevara medicinas. En esta celda vivía con ratas, cucarachas y toda clase se insectos, las cucarachas no me dejaban conciliar el sueño; a veces grité como un loco para que me sacaran, pero los policías nada más se reían.3. Muy a menudo, me sacaban de la celda para otro sitio con el fin de que viera cómo otros presos eran torturados. Nunca olvidaré el brutal castigo que recibió un preso: le colocaron un cartucho plástico en la cabeza y se lo apretaban al cuello por largo rato; el infortunado hombre se ahogaba, se contorsionaba de forma macabra como cuando un ahorcado están en sus últimos estertores. Era terrible, hasta sangraba por los oídos, pienso que de la presión que su cuerpo hacía, y también defecaba. Después de muchas horas de martirio le introdujeron un corto palo por el recto. Esto ocurrió en una celda de meditación que está o estaba en el Pabellón Tres de La Joya. Yo, Blas Julio, casi me vuelvo loco al ver tanta crueldad y sadismo. Ese día también se me filmó cuando miraba tan degradante espectáculo.4. Algunas veces me retiraban de la celda en el Pabellón 6 de La Joya, en horas de la madrugada para colgarme de las muñecas en la cerca del penal, totalmente desnudo. Era doloroso a medida que transcurrían las horas; no conforme, los policías con mantenerme colgado, me golpeaban con los toletes por diferentes partes del cuerpo incluyendo los genitales.5. También me colgaron de los pulgares y me dañaron algunos dedos para el resto de mi vida. (también me filmaban). Un oficial que no estaba de acuerdo con estos métodos me expresó que lo de la filmación era orden de Carlos Barés, el ex Director de la Policía Nacional.6. Otras veces me sacaban a eso de las 10 de la noche al patio y me acostaban desnudo sobre el matorral, luego me amaraban los brazos a la cerca del Pabellón 3 y me dejaban ahí hasta el amanecer; los insectos me atacaban terriblemente, me picaban por todo el cuerpo, a veces llovía y era peor el castigo injusto. Cuando en la mañana me retornaban a la celda me tenían que llevar arrastrado y me daban agua contaminada con excretas.7. Tengo hoy que denunciar que cuando me daban alimentos eran dañados y me producían ardores en el estómago, por eso llegué a padecer de afectaciones estomacales. - Hay una comida en La Joya, que le llaman 'SILVAPERRO'. Es una salchicha podrida embarrada de una salsa dañada con arroz sucio y duro, y como el hambre es insoportable, teníamos que comerla y después quién aguantaba los dolores y ardores.8. Una tortura que permanece en mi mente y que aún no me deja dormir fue cuando entre varios policías me arrastraron sobre el excremento que se encontraba en La Chutra. Era mucho excremento y minutos más tarde me enterraban la cara en la porquería. El excremento me entró por la nariz, las orejas y, ¿por qué no voy a decirlo?: hasta por la boca. No se filmó.9. Yo ví aterrado a dos policías que custodiaban el pabellón 3 de La Joya, golpear y violar a un preso homosexual. No voy a describirles lo que ví porque no quiero que enfermen. Y como descubrieron que yo los miraba me dieron una paliza que dañó mi cráneo para siempre.Durante las dictaduras del Cono Sur, se intentó infructuosamente justificar la tortura como un procedimiento rutinario requerido por la “doctrina” de la Seguridad Nacional, en la lucha contra el comunismo. Pero las convenciones internacionales vigentes prohíben la tortura en todos los casos, porque la misma constituye un atentado tanto a la libre expresión y de prensa como al régimen de derecho.Como lo han descrito Adolfo Pérez Esquivel, Premio Nobel de la Paz, torturado en Argentina, y el escritor José Saramago, Premio Nobel de Literatura, en un Manifiesto contra la Tortura:“La tortura es un medio violento destinado a destruir la integridad moral y física del ser humano y anular su voluntad. Tanto los llamados métodos científicos de interrogación coercitiva, como las técnicas de agresión eléctrica, química, física y psíquica definen uno y el mismo sistema de violación, degradación y sujeción de la persona. Sólo los gobiernos despóticos, corruptos o belicistas han hecho uso de esas prácticas deshumanizadoras. Sólo los sistemas totalitarios les han dado carta de legitimidad. Las comunidades democráticas, la conciencia moral y religiosa de los pueblos, el más elemental humanismo no han dejado de oponerse a sus ultrajes y a su crueldad…. … Pero la tortura no sólo es una práctica cruel, sino que construye además todo un sistema de terror y coerción sociales.”El o los gobiernos, funcionarios y ciudadanos particulares involucrados legalmente en las torturas infligidas al periodista Blas Julio deberán responder ante los tribunales internacionales a su debido tiempo porque ese es nuestro compromiso. Así lo dispone los Artículos 3 y 4 de la Convención Interamericana contra la Tortura:Artículo 3Serán responsables del delito de tortura: a. los empleados o funcionarios públicos que actuando en ese carácter ordenen, instiguen, induzcan a su comisión, lo cometan directamente o que, pudiendo impedirlo, no lo hagan. b. las personas que a instigación de los funcionarios o empleados públicos a que se refiere el inciso a. ordenen, instiguen o induzcan a su comisión, lo cometan directamente o sean cómplices. Artículo 4El hecho de haber actuado bajo órdenes superiores no eximirá de la responsabilidad penal correspondiente. Al actual gobierno del presidente Martín Torrijos le conminamos a investigar de inmediato los hechos aquí señalados, ya que así lo dispone la Convención Interamericana contra la Tortura en su Artículo 6:Artículo 6De conformidad con lo dispuesto en el artículo 1, los Estados partes tomarán medidas efectivas para prevenir y sancionar la tortura en el ámbito de su jurisdicción. La anterior exigencia no constituye tan solo un requisito formal sino, sobre todo, el cumplimiento de principios éticos sin los cuales no podemos concebir que exista ni régimen jurídico, ni estado de derecho, ni democracia política ni vida civilizada. ¡Libertad y Justicia para Blas Julio!

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