Sudáfrica es sin duda un país de contrastes. Mientras que es uno de los pocos países del mundo en los que está legalizado el matrimonio entre personas del mismo sexo, las violaciones y asesinatos de lesbianas son algo habitual, en un infame intento de volverlas mujeres heteros.
Pero ahora, esos ataques contra las lesbianas sudafricanas no es lo que centra nuestra atención. En los últimos meses, cuatro gays han sido encontrados muertos en circunstancias similares en Johannesburgo. Atados, y estrangulados hasta la muerte, los cadáveres de los asesinados han aparecido en sus domicilios sin rastros de robo o de asalto a las viviendas. Y la policía baraja que un posible asesino en serie podría ser el culpable de los asesinatos.
Precisamente, al descartarse el robo y comprobar que las puertas de acceso a la vivienda no habían sido forzadas, la policía cree que las víctimas invitaron al asesino a entrar en sus casas. Como prueba, la víctima más reciente, un gay de 39 años, fue encontrado atado y estrangulado en su casa el pasado 19 de septiembre, y en la mesa de su cocina había un par de copas de vino a medio beber, lo que podría indicar que el asesino se habría ligado a su víctima para acceder a la vivienda.
El único caso que es algo diferente es el de Siphiwe Selby Nhlapo, un hombre de 36 años que fue asesinado de manera similar en su apartamento de kliptown, Soweto, el 11 de septiembre, una semana antes de la última muerte. La diferencia con el resto de casos es que el asesino vertió ácido sobre el cuerpo de la víctima después de estangularlo, quizás para borrar pruebas que lo inculparan.
Un caso espeluzante que de momento, sigue sin tener pinta de solucionarse, ya que diez meses después del primer asesinato, la policía todavía no tiene avances significativos. De momento, ni siquiera saben si el asesino trabaja sólo o si es parte de un grupo homófobo y “trabaja” con cómplices. Esperemos que se resuelva pronto, y que la comunidad gay de Johannesburgo pueda
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