martes, 7 de junio de 2011

El Orgullo Gay promete a Ana Botella más festejos de barrio y menos ruido



La concejal estudiará la propuesta de una celebración que divide a los vecinos

Los organizadores del Orgullo Gay presentaron ayer a la concejala de Medio Ambiente, Ana Botella, sus planes para este año, que profundizan en los cambios de 2010. Además de medidas contra el ruido, se incluyen iniciativas culturales y espectáculos para ampliar la juerga nocturna con un programa de festejos vecinales abiertos a todo el barrio.
 
"Somos conscientes de que una asociación de vecinos no está de acuerdo; el año pasado presentó una denuncia, y se nos abrió un expediente sancionador. Por eso solicitamos una reunión con la concejala, para que vea el proyecto y hallar soluciones", explicaba Antonio Poveda, presidente de la Federación de Lesbianas, Gays, Transexuales y Bisexuales.

"Presentamos un proyecto unificado con toda la documentación necesaria, visados, permisos y estudios técnicos. Comunicamos cuál es la actividad programada, para que se puedan aplicar excepciones a la ordenanza del ruido", añade otro de los organizadores, Juan Carlos Alonso, presidente de la Asociación de Empresarios Gays y Lesbianas. Medio Ambiente está estudiando la documentación y responderá en breve; según Poveda y Alonso, en 48 horas.

"El año pasado se hizo un esfuerzo de autorregulación porque teníamos claro el impacto medioambiental. Este año queremos hacer compatible el uso vecinal con las fiestas", dice Alonso. Según sus cifras, en 2010 se redujeron un 70% las barras y escenarios en la calle; un 40% el horario de festejos; y un 50% el ruido y la música en la vía pública. "Hasta nos felicitó el alcalde", añade.

Este año, además, proponen reducir las pruebas de sonido de los grupos (empezarán a las siete de la tarde); se mantendrá la verbena alejada de la plaza de Vázquez de Mella (que tendrá un uso cultural "sin impacto acústico"); no habrá barras donde no haya escenarios; y se recortará el horario de farra del miércoles (el día 29, inicio de la celebración) y el domingo (el fin de fiesta). El jolgorio del pregón acabará a las 23.00 (el año pasado se prolongó más allá de la medianoche); y el domingo se dedicará a los vecinos y a la gente mayor, con danza y merendola (también hasta las once). A eso se suma un concurso de balcones y escaparates, y actividades infantiles.

"Colaboramos con asociaciones vecinales para que el Orgullo sea cada vez más una fiesta de barrio", asegura Poveda. Se refiere a la asociación Chueca por la Diversidad, fundada en octubre de 2010 y con un centenar de afiliados. Su presidente, Alfonso Llopart, explica: "La creamos porque en la otra asociación no nos sentíamos representados, no quieren que pase nada en Chueca, solo buscan sacar la fiesta del barrio". La "otra" es la Asociación de Vecinos de Chueca, cuyo presidente, Esteban Benito, defiende su legitimidad: "Somos más de un centenar de afiliados, y trabajamos por el barrio, no como otros, que solo buscan dar fuerza a su negocio".

Chueca por la Diversidad respalda las propuestas de los organizadores del Orgullo, aunque exige que se haga especial hincapié en la limpieza, el control de la venta ambulante y el botellón, y en la seguridad vial, según una de sus representantes, Maite Muñoz.

La Asociación de Vecinos de Chueca pide al Ayuntamiento que no se permitan las barras en la vía pública ni el corte de calles para instalar escenarios, y que se respeten todas las ordenanzas, en especial las del ruido. Dice haber trasladado a las autoridades municipales el apoyo de 120 negocios, entre los que están "los mejores, los que todo el mundo reconoce cuando habla de Chueca". Pero da por perdida la lucha: "El Ayuntamiento va a hacer caso omiso".

Propuso un ciclo de cine homosexual en la plaza del Rey. "Las autoridades municipales denegaron el permiso porque los organizadores del Orgullo tienen derechos adquiridos sobre el espacio; es como si quisiéramos organizar una procesión atea en Semana Santa, nos dijeron", explica Benito. Además, quieren realizar una "actividad solidaria" en Vázquez de Mella y actividades culturales en el mercado de San Antón. "Todo, excepto convertir el barrio en un botellón gigantesco", aduce.

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