domingo, 24 de abril de 2011

Los libros de texto olvidan la diversidad sexual

Chicos y chicas (homosexuales, lesbianas y bisexuales) de la asociación Acrópoli posan en la salida del metro de Chueca, el 'barrio de ambiente' de Madrid.


Los activistas gays reclaman que la historia del colectivo se imparta más allá de Educación para la Ciudadanía y sea una materia transversal

Cuando Rubén Lodi acudía a clase en su instituto de Talavera de la Reina (Toledo), a mediados de los años ochenta, sus profesores jamás nombraron, al hablar de Federico García Lorca, que este era homosexual. "Y el maestro que habló de Luis Cernuda casi le llamó maricón, provocó una risotada general en la clase", recuerda este chico, activista gay y coordinador de la asociación universitaria Arcópoli.

El Senado de California (Estados Unidos) ha aprobado recientemente que las escuelas públicas de dicho estado tendrán que enseñar, a partir del curso 2013-2014, la historia de la homosexualidad. Es decir, cómo el activista Harvey Milk revolucionó San Francisco en los setenta o cómo el mítico local Stonewall Inn, de Nueva York, congregó las primeras protestas en favor del colectivo. La propuesta, que parte de un senador demócrata gay, Mark Leno, pretende terminar con la homofobia en las aulas.

El acoso escolar a los alumnos homosexuales no es exclusiva de EEUU. En España, el 30% de los jóvenes varones reconoce haber participado en acciones homófobas (insultos, agresiones, burlas), según un informe de la Federación Estatal de Lesbianas, Gays, Transexuales y Bisexuales (Felgtb).

¿Y qué hay que hacer para parar la homofobia en las aulas, para que los alumnos vean normal que se hable de la condición sexual de Federico García Lorca? El sistema educativo español mira de reojo la homosexualidad, sin afrontar mediante una estrategia el desarrollo de la tolerancia en materia sexual de las futuras generaciones. La LOE (Ley Orgánica de Educación) apuntó por primera vez, en 2005, el "reconocimiento a la diversidad afectivo sexual" como uno de los objetivos principales del sistema.

Sin embargo, el desarrollo de ese punto se ha ceñido a la explicación de los tipos de familia constitucionales que describen los manuales de Educación para la Ciudadanía. No se ha avanzado más.

Tipos de familias

"Explicar los tipos de familias en clase siempre es un primer paso, importante, pero la temática de diversidad sexual debería ser una materia trasversal y que no se tocara sólo en los cursos donde se imparte esta asignatura", analiza el portavoz de Educación de la Felgtb, Jesús Generelo.

El libro que más críticas recibió por parte de los grupos ultracatólicos, que denunciaron ante la Justicia los manuales de Educación para la Ciudadanía, fue el de la editorial MacGraw Hill. En su edición del año 2007, la homosexualidad sólo es tratada en una ocasión dentro del apartado de "Nuevos tipos de familia", y enumera entre ellas a las "parejas abiertas" y "homosexuales". Las primeras son aquellas en las que cada miembro del binomio "homosexual o heterosexual" vive en su propio domicilio.

Los colectivos homosexuales exigen a la Administración que tome conciencia de este asunto por ser un problema de sensibilización a largo plazo, pero cuyas consecuencias son sufridas en la actualidad. Un estudio de la Felgtb que analizó la homofobia entre 4.600 alumnos de poblaciones de toda España señala que un 20% de la población estudiantil rechaza la homosexualidad. "Hay que trabajar desde infantil para evitar la exclusión", advierte Generelo.

Además, una de cada dos personas no heterosexuales dice haber sufrido algún tipo de violencia en su centro educativo, según el estudio.

Tonterías en la cabeza

A veces, los prejuicios llegan a tal punto que el adolescente se ve obligado a irse de casa. Es lo que le pasó a Fernando, de 19 años, que después de discutir y plantarles cara a sus padres, se ha ido a vivir a medio camino entre la casa de su tía y su abuela. "Cuando le dije a mi madre que era gay, me dijo: eso son tonterías tuyas de la cabeza", recuerda este chico, que reside en Madrid.

Fernando, que a pesar del acoso escolar que sufrió en el instituto fue premio de excelencia en el Bachillerato, está apenado porque ha perdido "el contacto y la relación que toda madre debe tener con su hijo". Este chico estudió en un colegio concertado católico, donde también tuvo que escuchar "insultos y tonterías".

Historias similares

Las historias se repiten entre los jóvenes. A Cristina Lucía, de 25 años, le tocó ser "la lesbiana del colegio". "Salí del armario y me señalaban por los pasillos, era el cotilleo", apunta esta joven. Cristina considera que la cultura LGTB (siglas que designan colectivamente a lesbianas, gays, transexuales y bisexuales) sigue siendo un tabú del que se habla poco. "Por eso es esencial que se estudie en las aulas, para que deje de ser algo prohibido y terminen de una vez los insultos", agrega. Elena, bisexual de 21 años, señala que cuando se hablaba de su condición sexual en el instituto se resumía con que era gente "que tenía fantasías".

La asociación Fundación Triángulo organiza talleres en centros educativos, sobre todo en zonas rurales, para que los alumnos aprendan a aceptar al que no es igual. Es en los municipios pequeños donde los chicos tienen más prejuicios y donde a los que no son heterosexuales les cuesta salir más del armario.

La Felgtb, por su parte, ha trabajado en algunos proyectos desde Infantil. "Utilizamos un cuento para niños de 3 y 4 años que explica cómo un cuadrado es obligado a cortarse las esquinas para entrar por el espacio de un círculo. Al final, se enseña que es más fácil crear otra puerta para que el cuadrado entre sin hacerle daño", detalla Generelo. "Al final, los prejuicios contra lo diferente aparecen a los 12 y 13 años y el objetivo debe ser atajarlo antes. Que entiendan también como normal que a un niño le recojan del colegio sus dos madres o dos padres", concluye.

 

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