viernes, 12 de noviembre de 2010

Una mujer cotilla y moscona, condenada al pago de 300 euros por vejar a una pareja gay




Los jóvenes denunciaron insultos y la toma de fotografías en ropa interior dentro de su piso


A. E. G., la moscona denunciada por una pareja de homosexuales por vejaciones e insultos, ha sido condenada por el Juzgado de instrucción número 1 de Grado al pago de 300 euros por una falta de vejaciones.

El conflicto se inició en junio, cuando A. E. G. acudió como testigo al juicio derivado de la denuncia de una vecina de la pareja gay contra ésta por tocarle el timbre reiteradamente y provocarle otras molestias. En el citado juicio, uno de los miembros de la pareja, S. V., había advertido que A. E. G. había aportado una fotografía en la que aparecía el joven en ropa interior dentro de su domicilio. La persona que se ocupa de la limpieza del piso de alquiler de la pareja también aseguró haber visto a la condenada hacer fotografías a S. V. mientras tendía la ropa.

A. E. G., por su parte, alegó que las fotografías aportadas «son las de la maceta con la planta que los jóvenes tenían colgada en la terraza y que era un peligro para los vecinos del bloque».

La acusación particular solicitaba una multa de 1.500 euros, mientras la defensa pedía la absolución. Albina Flórez, la abogada de la pareja, asegura que sus clientes «están muy contentos con la sentencia y esperan que sirva para poner punto y final a la situación de insultos y amenazas que padecían en su propia casa».

Sobre A. E. G. pesa otra denuncia de S. V. por el supuesto bofetón que le habría propinado el pasado 13 de octubre en el portal de su edificio, al que la pareja de gays había acudido, según su versión, para tratar unos asuntos con el presidente de la comunidad. De momento, no hay fecha fijada para la celebración de este nuevo juicio.

En los últimos meses la tensión entre las partes ha ido en aumento. «¡Ya está aquí la mariquita!» y «¡qué asco de maricones!» son, según S. V., algunos de los ataques verbales que la pareja ha sufrido por parte de su vecina, algo que ella niega. El joven aseguró que en casa de la acusada se escucharon en varias ocasiones canciones con contenido homófobo. Por su parte, A. E. G. insistió en el juicio en que «ellos son los que me siguen por el mercado y vienen a sentarse a mi lado cuando estoy en una cafetería. Llevo 28 años viviendo en la misma casa y no había tenido un solo problema».

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