viernes, 16 de julio de 2010

Jóvenes homosexuales y en la calle


Joven sin hogar en el centro de Washington DC - mistletoe018 (Flickr)



Jóvenes homosexuales y en la calle

Cada vez más jóvenes homosexuales estadounidenses acaban viviendo en la calle.



Tras el rechazo de sus familias y los abusos en las escuelas muchos ven las calles de las grandes ciudades como la mejor salida.



Un informe saca los colores al gobierno por olvidarse de estos chavales.
 
 
Un informe del Center for American Progress ha llamado la atención a la adminsitración Obama sobre el índice de jóvenes homosexuales que viven en las calles de Estados Unidos. Además, le ha sacado los colores al trabajo del gobierno. De los más de 750.000 jóvenes identificados como sin techo en 2008, apenas un 6 por ciento disfrutó de los albergues financiados por el programa federal de Jóvenes Huidos o Sin Techo.
 
El Center For American Progress ha decidido adelantarse al debate sobre dos programas de ayudas sociales tienen que ser renovados estos días por el gobierno. La organización ofreció la semana pasada las primeras estadísticas de este tipo que se obtienen en Estados Unidos y a nivel nacional. Los datos hablan solos. Mientras que se estima que un cinco por ciento de los jóvenes estadounidenses son homosexuales o transexuales, esta comunidad suma entre el 20 y 40 por ciento de los jóvenes sin hogar.

“Hay varios factores. El más importante es el rechazo de la familia. Ahora que hay más aceptación de la homosexualidad en la sociedad, los jóvenes lo cuentan cada vez antes y las familias no siempre están preparadas”, explica Jeff Kehely, uno de los autores del informe. Uno de cada cuatro son rechazados. Krehely también apunta a la presión, abusos y rechazo que sufren los jóvenes en las escuelas y a una edad en la que los profesores tampoco están preparados para ayudar. “Los chavales se quedan sin lugar al que acudir”, comenta el especialista del Center for American Progress.

Hasta ahora los únicos estudios habían sido realizados por organizaciones locales, en ciudades o estados. La comparación de los nuevos datos con los anteriores habla de un aumento importante del número de menores homosexuales que viven en la calle, que cada vez abandonan sus hogares más jóvenes y que la crisis económica de Estados Unidos sólo ha empeorado las cosas.

“Hay una concentración importante en los centros urbanos. Los jóvenes de zonas rurales piensan que todo será más fácil si emigran a las grandes ciudades, pero se ahogan en cuanto llegan”, afirma Kehely. Las grandes ciudades estadounidenses ya cuentan con un número importante de ciudadanos sin hogar. Además, según las conclusiones del informe, los homosexuales sin hogar sufren un mayor índice de abusos: un 58 por ciento afirmó haber sido víctima de acoso sexual mientras vivía en la calle.

Las organizaciones y lobbies como el Center for American Progress dan la bienvenida a los programas de la administración Obama que, entre otras cosas, han destinado recursos y ayudas económicas específicas a la comunidad gay. Sin embargo, hacer que esas ayudas lleguen realmente a los interesados constituye un esfuerzo todavía más grande. Los únicos intermediarios entre las autoridades y los jóvenes sin hogar son organizaciones no gubernamentales y fundaciones sociales dedicadas a rescatarles de las aceras.

Según explica Krehely, el primer paso consiste en hacer que las organizaciones locales tengan los recursos necesarios para intervenir: “Esa es la clave. Ayudar a un joven y a su familia es mucho menos costoso que sacarle de la calle”.

El Center for American Progress ha aprovechado la investigación para denunciar que los servicios sociales en manos del gobierno no siempre cumplen con los objetivos, por lo que los jóvenes vuelven a la calle o quedan a merced de distintas organizaciones caritativas que les acojan. En la ciudad de Nueva York, por ejemplo, el 78 por ciento de los jóvenes homosexuales enviados con familias de acogida tuvieron que abandonar esas casas o se fugaron por el conflicto que suponía su identidad sexual.

El Centro Ali Forney en Nueva York es una de esas instituciones que reciben a los chavales y dependen de la financiación y los programas sociales del gobierno para seguir adelante. Ayudan a unos 400 jóvenes al año desde 2002 con cuatro albergues en Brooklyn y Manhattan. El objetivo es que abandonen el centro con un empleo y listos para vivir de forma independiente.

“La mayoría han sido rechazados en sus casas y piensan que es más fácil vivir en la calle en Nueva York que en cualquier otro sitio”, afirma Steve Gordon, director de servicios de apoyo en el Centro Ali Forney en Nueva York.

Gordon explica que la mayoría de estos chavales son afroamericanos y latinos. Muchos de ellos oyen hablar del centro o lo descubren en internet, pero siempre después de haber pasado una temporada en la calle. “Algunos han intentado vivir en la calle en áreas rurales y en los suburbios, pero se ven empujados a Nueva York porque piensan que aquí tendrán más ayudas”, explica.

Uno de los recursos que el Centro Ali Forney pone a disposición de los jóvenes es la ayuda psicológica. Según el informe, dos de cada tres jóvenes homosexuales sin hogar ha intentado suicidarse, en comparación con uno de cada tres heterosexuales sin techo. “En los 80, se lo contaban a sus familiares cuando tenían más de veinte años”, argumenta Krehely. “Ahora tienen 14 ó 15, no están preparados para sobrellevar el rechazo”.

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