El primer "vuelo rosado norteamericano" será lanzado con ocasión de la celebración del Carnaval Gay Sydney 2008. El vuelo será operado con un Boeing 777 que llevará de un lado a otro del Pacífico a más de 300 pasajeros a quienes se les brindarán bebidas rosados de bienvenida. El director de Marketing de la aerolínea, Jodi Williams, afirma que la aerolínea ha creado un programa especial, tematizado para este segmento, dando un nuevo significado al entretenimiento a bordo, “con películas de cine gay, juegos, música diferente y cosas así. Luces estroboscópicas, sonido, ambiente de fiesta”.
El portavoz de la compañía agrega que “los homosexuales de alto vuelo disfrutarán de algunas especialidades divertidas que estamos preparando, como ser atendidos por una tripulación que viste boas emplumadas, se servirán cócteles rosados y se dará un toque de cabaret al servicio". Previamente al despegue del vuelo, se recibirá a los pasajeros con una fiesta en el Aeropuerto de San Francisco, de forma que los viajeros se conozcan antes de arribar al avión.Analistas del sector, algunos de los que defienden la tematización y abogan por empresas gay amigables, aprueban la idea como estrategia de marketing, considerándola potencialmente rentable. Pronostican que funcionará, ya que hay un precedente con los cruceros dirigidos a este segmento. El concepto ha sido trasladado al aire, convirtiendo el vuelo en sí mismo en un viaje para este sector del público. No obstante, la compañía ha levantado las críticas. Otros analistas han apuntado que sería un buen producto con un precio muy competitivo y atrayente, de 1.000 dólares (menos de 720 euros), “si no fuera porque esta extravagancia gay tiene un marcado potencialmente necio y típicamente estereotipado”.
El portavoz de la compañía agrega que “los homosexuales de alto vuelo disfrutarán de algunas especialidades divertidas que estamos preparando, como ser atendidos por una tripulación que viste boas emplumadas, se servirán cócteles rosados y se dará un toque de cabaret al servicio". Previamente al despegue del vuelo, se recibirá a los pasajeros con una fiesta en el Aeropuerto de San Francisco, de forma que los viajeros se conozcan antes de arribar al avión.Analistas del sector, algunos de los que defienden la tematización y abogan por empresas gay amigables, aprueban la idea como estrategia de marketing, considerándola potencialmente rentable. Pronostican que funcionará, ya que hay un precedente con los cruceros dirigidos a este segmento. El concepto ha sido trasladado al aire, convirtiendo el vuelo en sí mismo en un viaje para este sector del público. No obstante, la compañía ha levantado las críticas. Otros analistas han apuntado que sería un buen producto con un precio muy competitivo y atrayente, de 1.000 dólares (menos de 720 euros), “si no fuera porque esta extravagancia gay tiene un marcado potencialmente necio y típicamente estereotipado”.
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