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Mi amigo Joaquín, hoy esta muerto. Pero se que murió feliz. Quiso casarse cuando le dijeron que perdía su batalla contra el cáncer. El titular de un juzgado de Murcia pensó que no era buena idea,¿ tal vez porque mi amigo quería casarse con su compañero de alegrías y de penas desde hacia casi diez años…?,. No lo sé, solo sé que Joaquín tenia poco tiempo, muy poco. El juez no tenia prisa, ninguna prisa. Excusas oscuras y ridículas como que no había coche oficial para ir al hospital, que necesitaba un traductor de ingles para el novio de mi amigo, británico afincado en España desde la niñez y perfecto hispanohablante, etc.Mi amigo se estaba muriendo, y lo haría soltero. Que pasaría por su cabeza en sus ultimas horas?. Pero el juez no se salió con la suya. Una jueza de guardia conoció el caso y se desplazó inmediatamente, al hospital, sin tiempo para organizar nada, una juez, un secretario, una forense, los novios y un puñado de familiares y amigos que tuvimos la suerte de ser testigos de un momento más que emocionante . Esa tarde en una habitación de un hospital de Murcia, mi amigo Joaquín se olvidó del dolor y de la muerte, se olvidó de ese juez y de los intolerantes, se levanto de la cama radiante, guapo con su pijama nuevo comprado apresuradamente por una amiga, con una sonrisa en la boca y en la mirada. Junto a su compañero, con él vivió como soltero y con el moriría como casado, pocos días después.
Carlos Pérez y Castro
Carlos Pérez y Castro
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