martes, 2 de julio de 2013

VALENCIA: 'No quería ser la lesbiana del pueblo'

Una pareja de mujeres en la manifestación del Orgullo Gay en Valencia. | José Cuéllar









  • El colectivo homosexual reivindica 'una juventud sin armarios' en Valencia
  • Cuatro de cada diez niños gays que sufren acoso ha intentado suicidarse
  • El 23'1% son rechazados por sus padres cuando desvelan su orientación sexual
  • 'Aplacé mi vida', admite Laura, que ha salido del armario con 20 años
  • Dani: 'Me invisibilicé en el instituto y gracias a ello no sufrí ningún acoso'


Acaba de licenciarse en la Universitat de València y es ahora cuando ha decidido dar el paso. Antes no lo había hecho para "no ser la lesbiana del pueblo" pese a que sabía que esa no era la vida que quería seguir.
Laura Franch tiene poco más de 20 años, forma parte de la ejecutiva del Col.lectiu Lambda y este sábado ha recorrido las calles del centro de Valencia para reivindicar "una juventud sin armarios".
Ya no tiene ningún inconveniente en sentarse frente a los medios y contar su historia para que si alguien en su misma situación lee este artículo sepa que no esta solo o sola.
En esta edición del Orgullo, los colectivos LGTB de la Comunidad Valenciana reivindicaron unas aulas sin armarios. ¿Por qué? Los datos que manejan son verdaderamente preocupantes: cuatro de cada diez menores que sufre acoso escolar intenta suicidarse. Así, miles de jóvenes continúan reprimiendo su sexualidad por temor a ser rechazados por la gente que les rodea. Sobre todo por su familia, pues "muchas veces no entienden lo que sentimos". Para ellos los colegios no son espacios seguros.
Laura se ha criado en un pueblo valenciano y no es lo mismo vivir allí que "en un ambiente urbano". "Yo no he sufrido acoso porque opté por centrarme en mis estudios" y, aunque se sentía atraída por mujeres, "no lo dije para que no hicieran comentarios sobre mi" que pudieran suponer un frenazo en su desarrollo.
Sacrificó parte de su juventud para no mostrarse "vulnerable" frente a los demás. "Aplacé mi vida", añade mientras ofrece los detalles de las actividades organizadas por Lambda para reivindicar derechos de gays, lesbianas y transexuales.
Y es que los años de espera han convertido a Laura en una activista LGTB que pide a las administraciones un compromiso real contra el acoso en la aulas. Una presión silenciosa, ejercida mayoritariamente por varones, que no tiene por qué ser violenta. "A mi me decían 'tus sentimientos pueden cambiar', es algo con lo que aprendes a luchar". "Tienes que estar reafirmándote continuamente para mantener tu autoestima", señala.
Según el informe de datos y conclusiones de la investigación Acoso Escolar Homofóbico en la Comunidad Valenciana, el 55% de los jóvenes valencianos que afirma haber sufrido acoso en las aulas lo sufrió entre los 12 y los 15 años. Un dato en línea con la media estatal, que llega al 57%. Pero los acosados, asegura el estudio, "lo sufren a diario".
Además, cuatro de cada diez jóvenes LGTB que vive esta situación no ha recibido ningún tipo de ayuda psicológica. Y siete de cada diez tampoco lo cuenta en su casa. En ocasiones, porque ni sus padres saben que son homosexuales. En el caso de que se enteren, los padres de la Comunidad suelen apoyarlos. En concreto, un 76'9% frente al 23'1% que son rechazados sólo porque se sienten atraídos por personas de un mismo sexo. Pero lo más preocupante de los datos difundidos por Lambda es que uno de cada cinco jóvenes valencianos que sufren acoso escolar por ser o parecer homosexual o bisexual ha intentado suicidarse.
Pese a su juventud Laura mira ahora con distancia el pasado. "Fue complicado pero parece que evolucioné", dice orgullosa.
Dani es otro joven de Valencia, de 20 años, miembro de la ejecutiva de Lambda. Acaba de entrar en la Universidad y no ha sido hasta ahora cuando ha dado el paso pese a que "me di cuenta cuando entré en el instituto". Dani forma parte de esa generación de jóvenes que nació "con una ley que igualaba en condiciones a homosexuales y heterosexuales". "No se lo podía contar a nadie, es una cuesta que tienes que subir tu solo", dice. "Me invisibilicé en el instituto y gracias a ello no sufrí ningún tipo de acoso". Es el precio que tiene que pagar un joven LGTB.

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