martes, 5 de febrero de 2013

Reino Unido vota esta tarde aprobar el matrimonio homosexual

El primer ministro británico, David Cameron, estrecha la mano del vicepresidente estadounidense Joe Biden, esta mañana.








Cameron se enfrenta a otra rebelión interna en los conservadores

El Congreso británico vota esta tarde la ley de matrimonio homosexual promovida por el primer ministro con el respaldo de los liberaldemócratas y los laboristas


Pesos pesados del gobierno británico se han movilizado para evitar que una porción significativa de los diputados conservadores se pronuncien hoy en contra de la legalización del matrimonio homosexual en el Reino Unido. Promovida por el primer ministro, David Cameron, la ley va a ser sometida a voto esta tarde en los Comunes tan sólo en primera lectura, y cuenta además con el respaldo de sus socios liberaldemócratas y de la oposición laborista. Pero el voto en contra o la abstención masiva entre sus huestes contribuiría a erosionar el liderazgo de Cameron, crecientemente cuestionado desde un sector de su partido que no le cree capaz de ganar las próximas elecciones.
George Osborne, William Hague y Theresa May, titulares respectivamente de las carteras de Economía, Asuntos Exteriores e Interior, han publicado esta mañana una carta en el Daily Telegraph en la que recuerdan que una mayoría de los británicos (el 55%, según la encuestadora YouGov) apoya la medida y concluyen: “El matrimonio ha evolucionado a lo largo del tiempo. Creemos que abrirlo a las parejas del mismo sexo reforzaría, en lugar de debilitar, a esa institución”. Para su jefe de filas, Cameron, no se trata tan sólo de una cuestión que casa con sus convicciones personales, sino principalmente de abrir el Partido Conservador a un más amplio espectro de votantes demostrando que se ha modernizado a la par que la sociedad.
En ese esfuerzo ha colisionado con las bases tradicionales del partido, aquellas que se oponen a la ley por consideraciones morales y que ahora amenazan a su líder abiertamente. “Creo que un número importante de seguidores y votantes conservadores sienten que David (Cameron) está comprometiendo gravemente la oportunidad de ser reelegido en 2015”, subrayaba uno de los protagonistas de esta rebelión tory que tiene como cabeza más visible al diputado David Burrowes.
Algunos miembros del gabinete intentaron convencer a Cameron en los últimos días de que incluyera en el presupuesto del próximo marzo un paquete de ventajas fiscales para los matrimonios, como táctica para “suavizar las cosas” y neutralizar a los rebeldes tories. Pero el primer ministro confirmó el pasado fin de semana que ese incentivo deberá esperar hasta la próxima legislatura. La reacción ha sido furibunda y puede tener su reflejo en la votación de hoy. Según las cifras que baraja Downing Street, 120 de los 303 parlamentarios conservadores podrían pronunciarse en contra, mientras varios de entre la cincuentena de indecisos optarían por la abstención.
La ley, que previsiblemente será aprobada gracias al apoyo de otras fuerzas políticas, pasará en mayo por la Cámara de los Lores y finalmente regresará a los Comunes para su aval definitivo. Con su entrada en vigor en Inglaterra y Gales prevista para 2014, la iniciativa permitirá a las parejas del mismo sexo casarse tanto en ceremonias civiles como religiosas, en este último caso siempre que esas instituciones lo hayan consentido formalmente. Ese no es el sentir oficial de la Iglesia Anglicana, como confirmó el nuevo arzobispo de Canterbury, Justin Welby, al expresar su rechazo al matrimonio gay tras su reciente toma de posesión.
Mientras las juventudes conservadoras y el grueso del gabinete han declarado sin ambages su apoyo, la futura ley sigue provocando defecciones de afiliados del partido en las circunscripciones más rancias. Y, lo que más debe preocupar a Cameron, esa agitación entre las bases ha vuelto a poner en primer plano las maniobras que desde el pasado otoño protagonizan un grupo de desafectos para descabalgarlo del liderazgo, aquellos que en el último año vienen condicionando sus políticas en cuestiones como la integración europea, la reforma de la Cámara de los Lores (que consiguieron aniquilar) o la composición misma del último gabinete.
Casi nadie espera que esa hipótesis se produjera antes de la cita electoral de 2015, pero los movimientos para buscarle un recambio ya han comenzado. “¿Cuánto de importante es la conspiración para derribar a Cameron?”, se preguntaba el conservador Telegraph. La votación en los Comunes volverá a dar la medida de hasta qué punto el primer ministro controla o no a los suyos.

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