Pekka Haavisto (en el centro) y su pareja, el ecuatoriano Antonio Flores, doce años menor, conversan con su madre, Anja
Los finlandeses votan mañana al jefe del Estado. Eligen entre un homosexual ecologista y un conservador que se salvó del tsunami del Índico
Con medio metro de nieve, escasa claridad y unos 17 grados bajo cero, los finlandeses saldrán el domingo de sus casas para acudir a las urnas por segunda vez en quince días. Se vota al presidente de la República, por sufragio universal y en segunda vuelta, y han de elegir entre un conservador y un ecologista. En la primera, celebrada el 22 de enero, ninguno de los seis principales candidatos logró la mayoría, pero la cita electoral barrió a cuatro del mapa, entre ellos al aspirante de la socialdemocracia y al de extrema derecha.
El duelo se libra ahora entre Sauli Niinistö, del Partido de Coalición Nacional, y Pekka Haavisto, de la Liga Verde. Un enfrentamiento inédito en el país de la excelencia educativa por ser la primera vez que los ecologistas acarician la posibilidad de ocupar el Palacio de la Presidencia y también porque en él puede residir un homosexual que acude con su pareja a todos los actos públicos. Nada extraño, por otra parte, en países del norte de Europa que han contado y cuentan con primeros ministros gais. Es el caso de Islandia, donde Jóhanna Sigurðardóttir está casada con Jonina, o Bélgica, con Elio Di Rupo declarado homosexual. Son jefes de Gobierno, pero no ostentan la máxima representación de sus respectivos estados. En Finlandia, el presidente acumula una buena dosis de poder, aunque bastante menos que el de Francia. La última reforma constitucional cortó las alas a una figura que aún desempeña el papel de comandante en jefe del Ejército, diminuto en un país de cinco millones de habitantes, y mantiene competencias en política exterior (no europea). Y Finlandia aún no ha solucionado sus históricos conflictos territoriales con Rusia, con la que comparte una frontera de 1.300 kilómetros.
Dos europeístas
Ambos líderes se declaran, y lo han demostrado, europeístas convencidos, pero con visiones políticas y vidas privadas muy diferentes. Niinistö, abogado de 63 años, se erige en el favorito de los conservadores, mientras que el profesor y 'globalizador' Haavisto, de 55, que irrumpió en la campaña siendo prácticamente un desconocido, se ha metido en el bolsillo a los electores más jóvenes. El resultado, sea cual sea, será novedoso para una nación tolerante que ha decido enterrar tres décadas de presidentes socialdemócratas.
Al mismo partido que Niinistö pertenece el primer ministro, Jirky Katainen. Pese a la dificultad para pronunciar los nombres fineses, Katainen ya suena más en España desde que Mariano Rajoy le confesara el pasado fin de semana en la reunión del Consejo de Europa que la reforma laboral le va a costar una huelga.
A favor del candidato de la derecha moderada juega su experiencia política. Niiniströ ha sido ministro de Justicia y de Finanzas, presidente del Parlamento de Finlandia y es presidente de honor del Partido Popular Europeo. El exigente economista en asuntos fiscales ha ocupado portadas en los medios de comunicación por la forma en que le ha zarandeado la vida en lo personal. A la pérdida en accidente de tráfico en 1995 de su primera esposa y madre de sus dos hijos, se sumó casi diez años después otra tragedia por la que casi perece. El tsunami de Indonesia le pilló en Tailandia, cerca de la isla de Phuket. Niinistö y sus hijos se salvaron de forma milagrosa gracias a que treparon a lo alto de un árbol. También fue sonado el romance que mantuvo con una escultural exmiss y exministra de Cultura. En enero de 2009 contrajo matrimonio con Jenni Haukio. A Niinistö le encanta patinar sobre ruedas y preside la Asociación Finlandesa de Fútbol.
La vida de su adversario, Pekka Haavisto, ha girado más alrededor del mundo. Fue el primer diputado verde de un gobierno europeo y ha trabajado siempre para Naciones Unidas, por lo que se ha especializado en política exterior y conflictos internacionales, de ahí su fama de buen negociador. En uno de sus viajes a Colombia conoció al ecuatoriano Néxar Antonio Flores, de 33 años (se llevan 12) con quien se casó en 2002. Flores ha participado activamente en la campaña electoral de su compañero, gesto que ha sido muy elogiado en los ambientes culturales y urbanos de Finlandia. La frescura de Haavisto y la capacidad de diálogo exhibida en debates televisivos ha seducido a los progresistas finlandeses. «Les ha gustado que haya hecho pública su homosexualidad. Ellos agradecen la transparencia y eso le ha dado votos», sostiene Ignacio Molina, investigador del Instituto Elcano y profesor de Ciencia Política de la Autónoma de Madrid. Molina valora de forma positiva la decisión de votar a europeístas «por si vienen malos tiempos» para un país con triple A de solvencia, poca deuda y menos paro.
No hay comentarios:
Publicar un comentario