El extremismo político, la intolerancia social y el racismo crecen a pasos agigantados en los países de la antigua Europa comunista miembros de la UE. Hungría, con una extrema derecha parlamentaria potente y grupos paramilitares ultras muy violentos, encabeza la lista de agresiones y desmanes de todo tipo en Europa central. La situación no es mejor en Chequia, donde una ola de racismo antigitano recorre Bohemia del norte y otras zonas. «Existe un rechazo generalizado a esa etnia. Incluso entre gente culta y universitarios», explica el profesor Ivo Buzek.
En ese contexto, la Policía checa informó de que la extrema derecha suma nuevos adeptos y se está consolidando en el país. Según las fuerzas de seguridad, los ultras tratan de aprovechar la tensión que se vive en varias zonas donde residen un gran número de gitanos. «Registramos una creciente actividad de la extrema derecha, ya sea en los conciertos de rock y punk o en las redes sociales, donde los extremistas exhortan a la violencia y el odio frente a otras razas. Los neonazis vuelven a cobrar fuerza», advierte Robert Slachta, jefe del Departamento para la Lucha contra el Crimen Organizado.
La Policía calcula que en estos momentos unos 600 activistas ultras participan en los ataques racistas contra los gitanos en Bohemia del Norte y Moravia-Silesia. El Partido Obrero de Justicia Social, sucesor del neonazi Partido Obrero, desempeña un papel decisivo en estos disturbios.
A tres semanas para las elecciones presidenciales y municipales en Bulgaria, el Alto Comisionado de Naciones Unidas para los Derechos Humanos (HCDH) condenó las recientes manifestaciones antigitanas.
«Parásitos sociales»
En muchos casos, las marchas racistas, en las que también se descalifica a la importante minoría turca, son alentadas por militantes del partido extremista Ataka, liderado por el periodista Volem Siderov. Los manifestantes acusan a los gitanos de delincuentes y parásitos sociales y quieren su expulsión de Bulgaria. Para el portavoz del HCDH, Rupert Colville, «no es razonable castigar a toda una comunidad por un crimen cometido por uno de sus miembros», por lo que pide a las autoridades que investiguen estos acontecimientos.
Mientras, el responsable del Parlamento Europeo para Serbia, Jelko Kacin, condenó la prohibición de una manifestación de gays y lesbianas en Belgrado por parte de las autoridades serbias.
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