La candidata del PP recurre a su entorno familiar para explicar su programa a la audiencia
La familia, por definición, siempre esta ahí. Alicia Sánchez-Camacho se acercó a TVE-Catalunya con la lección bien aprendida y echó mano de la familia, es más, de su familia para acercarse a los espectadores que le preguntaron. La candidata del PP sacó el comodín familiar ya fue porque se abordó el bilinguismo, la crisis económica o las uniones civiles. Ante casi cualquier pregunta, ella tenía a mano un familiar que ilustraba perfectamente su punto de vista. Y es que si algo tienen los políticos es que, como los porteros de fútbol -según recordaba Miguel Gila-, ellos tienen también padre y madre.
Abrió el fuego una funcionaria que lleva 18 años en Catalunya, que nunca ha tenido ni un solo problema con la lengua y que acusaba al PP de la campaña de desprestigio que sufre esta comunidad más allá del Ebro. Sánchez-Camacho, como también haría después con otra pregunta de similares matices, negó la mayor y defendió a ultranza el bilingüismo «sin imposiciones». Dio la razón a la espectadora recordando que su madre, extremeña, de 88 años y que «apenas habla catalán», jamás ha tenido un solo roce por la lengua. También hizo votos para que su hijo de 4 años «pueda dominar el catalán, el castellano y el inglés». Por si alguien tiene curiosidad, el padre de la líder conservadora es extremeño, como informó posteriormente.
En líneas generales la candidata pudo desplegar su programa electoral y, en concreto, sus propuestas estrella, como la rebaja de los impuestos, la reducción de la Administración catalana en un 30% y, claro está, la carpeta de inmigración.
INMIGRACIÓN PRIVILEGIADA / Una pregunta de una gerundense de 18 años, que se quejó de que los inmigrantes recibían más ayudas que los nacionales, fue el pase perfecto para que Sánchez-Camacho rematara a placer: «Prometo que las ayudas se otorgarán en función de la renta de cada uno» y no por el origen.
Precisamente, la pregunta sobre la reducción del gasto trajo apareada una reflexión sobre la nómina de la presidenta del PPC. Afirmó sentirse «una privilegiada» por cobrar 6.000 euros al mes, pero aseguró que eso no le hacía perder la perspectiva: su sobrino, con dos hijos al cargo, se ha quedado sin trabajo.
Paradójicamente, lo que más sudores causó a Sánchez-Camacho fueron, precisamente, los asuntos relacionados con la familia. Una institución que la candidata conservadora dijo entender, en total sintonía con la doctrina del PP, en el sentido clásico de «un padre y una madre», reflexión que la obligó a confesar que ella no predicaba con el ejemplo, pues forma parte «de una familia monoparental». «Tengo cierto sentimiento de culpa», señaló, por no haberle dado un padre a su hijo.
Vino la reflexión al hilo de su oposición a que las uniones entre homosexuales puedan recibir el nombre de matrimonio. Abogó por que sean simples uniones civiles con plenitud de derechos. Eso sí, defendió la libertad sexual de cada uno y para ilustrar su posición recurrió de nuevo a su hijo: «Si fuera gay, lo querría exactamente igual».
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