jueves, 8 de abril de 2010

Turín se erige como capital del cine gay mientras Italia se limita a mirar


Turín se erige como capital del cine gay mientras Italia se limita a mirar

El certamen cinematográfico dedicado a la temática GLBT más antiguo de Europa (y el tercero del mundo, tras San Francisco y Los Ángeles) cumple 25 años. Para celebrarlo, De Sodoma a Hollywood, que se celebrará en Turín del 15 al 22 de abril bajo la dirección como siempre de su fundador, Giovanni Minerba, echa una orgullosa mirada hacia atrás (con la retrospectiva de “películas que cambiaron nuestras vidas”, 22 títulos presentados en las pasadas ediciones junto a tres presentaciones especiales) y se proyecta hacia el futuro gracias a algunas novedades significativas.

La primera de ellas es la creación de un premio a la carrera, llamado Dorian Gray, obra, al igual que los carteles publicitarios, del artista Ugo Nespolo. Este año recogerá el galardón un icono del cine gay, James Ivory, que además presentará su último trabajo, The City of Your Final Destination. Esta cinta, junto a la película de apertura, la tunecina Le fil, que será presentada por su actriz principal Claudia Cardinale, es uno de los títulos más esperados, ambos fuera de concurso.

Sin embargo, la sección más importante es, claro está, la Competición Oficial, en la cual participan once títulos, muchos de ellos llegados de Europa (L'arbre et la forêt [tráiler], de Olivier Ducastel y Jacques Martineau, Morrer Como Um Homem, de João Pedro Rodrigues), aunque ninguno de Italia. “No podemos hacer nada”, se resigna Fabio Bo, que a partir de este año se encarga de coordinar la programación del certamen, un punto desde el cual seguir el estado (ciertamente no bueno) del cine gay en Italia. “No existe comparación no sólo con las grandes cinematografías como Francia o EE.UU., sino ni siquiera con Filipinas o Hong Kong. Aquí el panorama es desolador”. Más allá de algunas excepciones, como la reciente Mine vaganti [tráiler] (cuyo guionista, Ivan Cotroneo, forma parte este año del jurado), existe “un problema de valentía civil, por parte de productores y directores”.
Gabriele Barcaro

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