El intérprete Giusepe Povia, durante su participación en Sanremo en 2006. / AP
El cantante italiano Giuseppe Povia presenta en el Festival de Sanremo una canción sobre un hombre que dejó de ser homosexual
IVÁN ALONSO
Un italiano llamado Luca di Tolve pasa por ser un 'ex-gay'. Afirma en los medios de comunicación que los homosexuales no nacen sino que «se les obliga a ser». Y seguido cuenta una historia increíble: sus padres se separaron y, como el pequeño Luca no tuvo una figura paterna de referencia, jugaba con muñecas y creía que le gustaban los hombres. Para volver loco al mismísimo Freud.
En un momento dado, Luca cayó en las manos del doctor californiano Joseph Nicolosi, director de la Asociación Nacional para la Investigación y la Terapia de la Homosexualidad, que afirma alegremente que la predilección por personas del mismo sexo «es el síntoma de un problema emotivo», que no es «normal» y que se puede aplicar una «terapia reparativa» para personas que quieran «superar su atracción homosexual». Luca di Tolve se sometió a ella y, aparentemente, se volvió heterosexual; ahora incluso está casado con una mujer.
A su 'conversión' le ha salido un bardo que cantará tan milagrosa 'cura' en la edición 59ª del Festival de la canción de Sanremo, que empieza hoy. Giuseppe Povia, cantante popular en Italia desde que obtuvo el máximo galardón en 2006 en el mismo certamen, ha escrito 'Luca era gay', la historia de un chico enrollado con un hombre mayor que le da «seguridad, amor y sexo» hasta que encuentra a una chica «y ahora está con ella».
El propio Povia ha confesado al suplemento 'Panorama' del diario conservador y católico 'Il Giornale' que jugueteó con la homosexualidad durante un tiempo, pero que «lo superó», como si se tratara de una adicción cualquiera. «Para mí ha sido un milagro. Durante una peregrinación conocí a Teresa y después de un año de novios nos casamos», explica Povia.
«Soy otro hombre», canta en la canción a ritmo de rap. «Ahora estoy enamorado de la única mujer que en realidad me ha amado». Aurelio Mancuso, presidente del colectivo homosexual Arcigay, afirma que la canción «es el manifiesto político de un movimiento religioso que ha sido varias veces desmentido por la ciencia».
Los colectivos de homosexuales de Italia han pedido la retirada del tema del concurso, algo a lo que la cadena pública de televisión Rai, que organiza el evento, no ha accedido. Detrás de ello puede esconderse el interés por revitalizar un certamen que el año pasado tocó fondo en términos de audiencia televisiva y que en esta edición no quiere dejar indiferente a nadie. Hasta las 'conejitas' de Playboy desfilarán por el escenario.
El «los gays pueden curarse» de Povia ha encontrado eco en unas declaraciones a la revista 'Vanity Fair' del veterano cantante Albano, quien también participa en Sanremo, en las que ataca a los homosexuales y les pide que «vuelvan al armario.»
Mientras Italia se hunde en la homofobia, la escritora inglesa Geraldine Bedell ha sido vetada en el primer Festival Internacional de Literatura de Dubai porque un personaje de su última novela es un jeque gay. Unos gritan «vivan las cadenas» y otros se las llevan.
Un italiano llamado Luca di Tolve pasa por ser un 'ex-gay'. Afirma en los medios de comunicación que los homosexuales no nacen sino que «se les obliga a ser». Y seguido cuenta una historia increíble: sus padres se separaron y, como el pequeño Luca no tuvo una figura paterna de referencia, jugaba con muñecas y creía que le gustaban los hombres. Para volver loco al mismísimo Freud.
En un momento dado, Luca cayó en las manos del doctor californiano Joseph Nicolosi, director de la Asociación Nacional para la Investigación y la Terapia de la Homosexualidad, que afirma alegremente que la predilección por personas del mismo sexo «es el síntoma de un problema emotivo», que no es «normal» y que se puede aplicar una «terapia reparativa» para personas que quieran «superar su atracción homosexual». Luca di Tolve se sometió a ella y, aparentemente, se volvió heterosexual; ahora incluso está casado con una mujer.
A su 'conversión' le ha salido un bardo que cantará tan milagrosa 'cura' en la edición 59ª del Festival de la canción de Sanremo, que empieza hoy. Giuseppe Povia, cantante popular en Italia desde que obtuvo el máximo galardón en 2006 en el mismo certamen, ha escrito 'Luca era gay', la historia de un chico enrollado con un hombre mayor que le da «seguridad, amor y sexo» hasta que encuentra a una chica «y ahora está con ella».
El propio Povia ha confesado al suplemento 'Panorama' del diario conservador y católico 'Il Giornale' que jugueteó con la homosexualidad durante un tiempo, pero que «lo superó», como si se tratara de una adicción cualquiera. «Para mí ha sido un milagro. Durante una peregrinación conocí a Teresa y después de un año de novios nos casamos», explica Povia.
«Soy otro hombre», canta en la canción a ritmo de rap. «Ahora estoy enamorado de la única mujer que en realidad me ha amado». Aurelio Mancuso, presidente del colectivo homosexual Arcigay, afirma que la canción «es el manifiesto político de un movimiento religioso que ha sido varias veces desmentido por la ciencia».
Los colectivos de homosexuales de Italia han pedido la retirada del tema del concurso, algo a lo que la cadena pública de televisión Rai, que organiza el evento, no ha accedido. Detrás de ello puede esconderse el interés por revitalizar un certamen que el año pasado tocó fondo en términos de audiencia televisiva y que en esta edición no quiere dejar indiferente a nadie. Hasta las 'conejitas' de Playboy desfilarán por el escenario.
El «los gays pueden curarse» de Povia ha encontrado eco en unas declaraciones a la revista 'Vanity Fair' del veterano cantante Albano, quien también participa en Sanremo, en las que ataca a los homosexuales y les pide que «vuelvan al armario.»
Mientras Italia se hunde en la homofobia, la escritora inglesa Geraldine Bedell ha sido vetada en el primer Festival Internacional de Literatura de Dubai porque un personaje de su última novela es un jeque gay. Unos gritan «vivan las cadenas» y otros se las llevan.
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