El PP se prepara para la sucesión de Rajoy
Varios dirigentes creen que, tarde dos días o dos meses, no seguirá en el cargo
MARIA JOSÉ GÜEMES - Madrid - 11/03/2008 07:17
Sólo se abren interrogantes. En el PP se entremezclan la tristeza y la expectación. Algunos piensan en quitarse de en medio por unas semanas, otros lo han llegado a valorar a largo plazo.
A los dirigentes conservadores se les ve preocupados. Desconocen lo que les depara el futuro. Vienen tiempos de reajustes y pocos tienen ganas de analizar la situación. Ayer, la mayoría de los dirigentes conservadores prefería no descolgar el teléfono.
Son muchos los que en el PP tienen la sensación de que Mariano Rajoy, tarde dos días o dos meses, terminará dejando la presidencia. Ahora, esperan que su líder permanezca aún el tiempo necesario para convocar el congreso ordinario y realizar el traspaso de poderes de forma ordenada.
Sólo se abren interrogantes. En el PP se entremezclan la tristeza y la expectación. Algunos piensan en quitarse de en medio por unas semanas, otros lo han llegado a valorar a largo plazo.
A los dirigentes conservadores se les ve preocupados. Desconocen lo que les depara el futuro. Vienen tiempos de reajustes y pocos tienen ganas de analizar la situación. Ayer, la mayoría de los dirigentes conservadores prefería no descolgar el teléfono.
Son muchos los que en el PP tienen la sensación de que Mariano Rajoy, tarde dos días o dos meses, terminará dejando la presidencia. Ahora, esperan que su líder permanezca aún el tiempo necesario para convocar el congreso ordinario y realizar el traspaso de poderes de forma ordenada.
Además, hay un buen número, sobre todo los más cercanos a él, que prefiere que se quede en su puesto y tratarán de convencerle. Por puro interés personal, para que las cosas no cambien, porque creen que es lo mejor o para que no se genere una fractura en el partido… Están convencidos de que “si no muere a las 48 horas seguro que se salva, porque luego es fácil encontrar argumentos para permanecer”.
Los que estuvieron ayer con él le vieron “muy cansado físicamente” y “consciente de la situación que se le presenta”. Creen que hoy, durante el Comité Ejecutivo Nacional del partido, no habrá sorpresas. No se esperan su dimisión en el acto, por mucho que la sensación de abatimiento que planea por Génova induzca a pensarlo.
Desde la misma noche del 9-M, Rajoy lleva recibiendo numerosas muestras de apoyo de sus compañeros de filas y hoy tiene previsto hacer un balance del panorama que se le presenta a su formación. Puede que, su exposición, también incluya un calendario de actuaciones.
Acebes da la alarma
Para algunos de sus compañeros de filas, sin embargo, tampoco sería tan descabellado oírle decir que no presenta su candidatura al cónclave de su partido. De hecho, ayer, la alarma saltó cuando Ángel Acebes señalaba en rueda de prensa que el PP es “un partido fuerte y unido, que va a seguir defendiendo sus valores” y que su formación se sentía muy orgullosa de su líder, quien podía “estar muy satisfecho del trabajo que ha realizado durante estos cuatro años”. Sus palabras resonaron en la sala como los sones de acompañamiento del adiós con el que se despidió Rajoy desde el balcón oficial de Génova mientras se abrazaba a su mujer. Los silencios del secretario general, cuando le preguntaron insistentemente por el futuro de Rajoy, sólo incrementaron las dudas sobre su marcha.
Los que estuvieron ayer con él le vieron “muy cansado físicamente” y “consciente de la situación que se le presenta”. Creen que hoy, durante el Comité Ejecutivo Nacional del partido, no habrá sorpresas. No se esperan su dimisión en el acto, por mucho que la sensación de abatimiento que planea por Génova induzca a pensarlo.
Desde la misma noche del 9-M, Rajoy lleva recibiendo numerosas muestras de apoyo de sus compañeros de filas y hoy tiene previsto hacer un balance del panorama que se le presenta a su formación. Puede que, su exposición, también incluya un calendario de actuaciones.
Acebes da la alarma
Para algunos de sus compañeros de filas, sin embargo, tampoco sería tan descabellado oírle decir que no presenta su candidatura al cónclave de su partido. De hecho, ayer, la alarma saltó cuando Ángel Acebes señalaba en rueda de prensa que el PP es “un partido fuerte y unido, que va a seguir defendiendo sus valores” y que su formación se sentía muy orgullosa de su líder, quien podía “estar muy satisfecho del trabajo que ha realizado durante estos cuatro años”. Sus palabras resonaron en la sala como los sones de acompañamiento del adiós con el que se despidió Rajoy desde el balcón oficial de Génova mientras se abrazaba a su mujer. Los silencios del secretario general, cuando le preguntaron insistentemente por el futuro de Rajoy, sólo incrementaron las dudas sobre su marcha.
Además, el secretario general del partido lanzó un aviso a navegantes: “Este no es un partido de fulanismo. No lo va a ser nunca”. E insistió en que todas las preguntas de los periodistas tendrían hoy cumplida respuesta cuando Rajoy compareciera, algo que no hace habitualmente, tras la reunión con su equipo.
En el PP todo es cuestión de enfoques, pero más de uno cree que su marcha antes de tiempo sería un error porque “abriría la época de matanza de inmediato”. Lo suyo es esperar a que el órgano colegiado, la Junta Directiva, convoque oficialmente el cónclave. Pero como no está previsto que ésta se reúna hasta después de Semana Santa, por el momento habrá una tensa espera.
En su defensa
Los colaboradores de Rajoy señalan que con su marcha “el centro derecha se haría un flaco favor”. Por activa y por pasiva insisten “en su magnífica hoja de servicios”. Recuerdan que él se ha “comido el marrón” de estos cuatro años, que es la única persona que aglutina a los barones territoriales, defienden que es quien tiene presencia a nivel nacional, que el PP ha ganado en nueve comunidades autonómas, que han logrado cinco diputados, 400.000 votos más…
Sin embargo, los movimientos subterráneos ya han comenzado. Algo que a uno de sus diputados más fieles indigna: “Si él dice que continua, habrá que ver quien tiene cojones para decirle que no”. “No le guardan ni luto”, decía otro de sus asesores.
El líder conservador siempre ha dicho que estos cuatro años han sido “muy difíciles” y todo apunta a que aguantar otro período similar puede convertirse en una agonía. Sólo él sabe las ganas que le quedan de repetir la experiencia. “La decisión final va a ser estrictamente suya”, comentaban desde su entorno.
Cuando perdió en el 2004 pensó en dimitir de inmediato, luego se fue a Canarias a meditarlo y decidió quedarse al frente hasta el verano porque había elecciones europeas. Ahora se pueden dar pasos acordes pero con otro horizonte: el congreso del PP que podría celebrarse antes del verano. “Lo antes posible para solucionarlo”, reclaman fuentes del PP.
En el PP se impone una renovación. Y con Rajoy o sin él ha llegado el momento de los cambios, tanto de caras como de mensajes. Hay quien piensa que él desde luego no la va a afrontar: “No lo ha hecho en este tiempo. Era su lista, nadie se la impuso”.
En el PP todo es cuestión de enfoques, pero más de uno cree que su marcha antes de tiempo sería un error porque “abriría la época de matanza de inmediato”. Lo suyo es esperar a que el órgano colegiado, la Junta Directiva, convoque oficialmente el cónclave. Pero como no está previsto que ésta se reúna hasta después de Semana Santa, por el momento habrá una tensa espera.
En su defensa
Los colaboradores de Rajoy señalan que con su marcha “el centro derecha se haría un flaco favor”. Por activa y por pasiva insisten “en su magnífica hoja de servicios”. Recuerdan que él se ha “comido el marrón” de estos cuatro años, que es la única persona que aglutina a los barones territoriales, defienden que es quien tiene presencia a nivel nacional, que el PP ha ganado en nueve comunidades autonómas, que han logrado cinco diputados, 400.000 votos más…
Sin embargo, los movimientos subterráneos ya han comenzado. Algo que a uno de sus diputados más fieles indigna: “Si él dice que continua, habrá que ver quien tiene cojones para decirle que no”. “No le guardan ni luto”, decía otro de sus asesores.
El líder conservador siempre ha dicho que estos cuatro años han sido “muy difíciles” y todo apunta a que aguantar otro período similar puede convertirse en una agonía. Sólo él sabe las ganas que le quedan de repetir la experiencia. “La decisión final va a ser estrictamente suya”, comentaban desde su entorno.
Cuando perdió en el 2004 pensó en dimitir de inmediato, luego se fue a Canarias a meditarlo y decidió quedarse al frente hasta el verano porque había elecciones europeas. Ahora se pueden dar pasos acordes pero con otro horizonte: el congreso del PP que podría celebrarse antes del verano. “Lo antes posible para solucionarlo”, reclaman fuentes del PP.
En el PP se impone una renovación. Y con Rajoy o sin él ha llegado el momento de los cambios, tanto de caras como de mensajes. Hay quien piensa que él desde luego no la va a afrontar: “No lo ha hecho en este tiempo. Era su lista, nadie se la impuso”.
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