viernes, 28 de diciembre de 2007

A PROPÓSITO DE DON BERNARDO, EL OBISPO DE TENERIFE




A PROPÓSITO DE DON BERNARDO, EL OBISPO DE TENERIFE


Francisco Miñarro,
Coordinador de la Federación Internacional de Ateos (FIdA)


27.12.07

En relación a la entrevista concedida por el obispo de Tenerife, Bernardo Álvarez, al diario “La Opinión” el pasado día 24, en la cual el dirigente eclesiástico expresaba su punto de vista acerca de la homosexualidad, del matrimonio, de los valores de la masculinidad y la feminidad, de la clase de religión, de la cadena COPE y del abuso de menores, entre otros temas de similar importancia, los miembros de la Federación Internacional de Ateos (FIdA) queremos celebrar la sinceridad y la honradez expositiva de dicho individuo, y le animamos a seguir expresándose en el futuro con idéntica contundencia y claridad de ideas.

El obispo tinerfeño no ha hecho sino confirmar la trayectoria integrista y reaccionaria de su santa y apostólica Madre, por lo cual no acabamos de entender la razón por la que varios colectivos LGTB se hayan mostrado sorprendidos por las palabras de don Bernardo. Cualquiera que conozca mínimamente las interioridades doctrinales y la historia criminal de la Secta puede corroborar que el discurso del citado individuo obedece a una estricta y probada fidelidad moral al catolicismo. Nada extraño ni ajeno a éste encontramos en sus declaraciones. Ni cuando afirma que “la homosexualidad perjudica a las personas y a la sociedad” ni cuando expresa su comprensión por los pederastas.

Defendemos, pues, en esta ocasión, el derecho de don Bernardo a transmitir, a la opinión pública, el parecer de la Iglesia en asuntos tan controvertidos, y nos apartamos de cuanta crítica malintencionada haya surgido en determinados medios de prensa. En nuestra opinión, la sinceridad de los obispos es nuestro mejor aliado. Querer transformar a la Iglesia en aquello que no es ni lo ha sido nunca nos parece, cuanto menos, frívolo y detestable. Sea considerando, con la habitual hipocresía del clero, a la sexualidad un vicio, sea justificando el abuso de menores, sea incitando al odio y a la confrontación, sea promoviendo el retroceso de las libertades, el obispo de Tenerife se ha mostrado como un hijo digno y ejemplar de su santísima Corporación, mereciendo por ello todos nuestros elogios.

El silencio cauteloso de sus colegas de la Conferencia Episcopal Española confirma nuestras afirmaciones. Deseamos, para todos ellos, unas felices fiestas y nuestro deseo más sincero de que continúen firmes en la línea ideológica y de acción emprendida. Nuestros fines se cumplirán entonces sin necesidad de mucho esfuerzo añadido.

Saludos cordiales.

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