sábado, 13 de octubre de 2007

México lindo, querido y ¡homofóbico!







Ante tal explosión de peticiones de asilo de mexicanos por orientación sexual, el gobierno canadiense alega que su contraparte mexicana ha tenido avances consistentes en el respeto y la garantía de derechos a sus ciudadanos LGBTComo en cada ciudad donde hay mexicanos y representación diplomática de nuestro país, nos reunimos para celebrar y recordar el aniversario de la Independencia de México. En Toronto, el “grito” lo da el cónsul general de México en la plaza Nathan Phillips, que es el "Zócalo" de Toronto. La plaza cívica lo mismo sirve para poner a ondear la bandera del arcoiris en el Pride, que la bandera de México o de cuanto país tenga comunidad representada en esta ciudad.El sábado 15 de septiembre, allí estábamos los mexicanitos reunidos, variopintos cual más: las güeras oxigenadas, las camisetas de la selección nacional, los “weyes”, los "ira, ira" y los ¡chales! Harta energía mexicana del norte y del sur, pasando por Veracruz y Guerrero. Instalados en el escenario, mariachis y bocinas, y por todo alrededor puestos de tacos al pastor, churros y esquites; todo en orden para armar la fiesta.
Antes del dar el grito, los animadores y los músicos ocuparon el escenario y es en ese momento cuando viene la sorpresa, el enojo, el escarnio, el descaro, la incredulidad: Un mariachi (cuyo nombre no pretendo ni siquiera investigar a menos que me decida levantarle una queja a nivel legal) interpretó a manera de Juan Gabriel sus canciones; joteó y mis amigos me dicen: ¡Wow! ¡Un mariachi gay! Con pena ajena les respondo que no, que no es lo que ellos piensan: un acto de rebeldía, de gayacidad y de apertura, sino todo lo contrario. El tipo allí trepado desgañotándose no es gay, sino un tipo que homofóbicamente se burla y hace escarnio publico de los homosexuales enfrente de cientos de personas, reproduciendo una actitud de los "raros", según sus palabras. El "espectáculo" siguió con otras dos canciones al tiempo que comencé a maldecir y a mentar madres. ¡Cómo es posible! Seguramente eso mismo pasa en San Sebastián el Alto o en Chiconcuac, México; y también me provocaría tristeza y me enojaría por igual, aunque evaluaría el contexto: la homofobia en México es altísima, costosa y arraigada. Pero venir a verla en Toronto, es “too much” como dijeran los de aquí. Y más todavía cuando el gobierno mexicano, a través del Consulado General de México en Toronto, Ontario, Canadá, es el que le paga, el que le da espacio a un homofóbico que bajo un disfraz de mariachi se pone a hacer burla de los gays. Me ofende que el gobierno mexicano le pague con mis impuestos a este tipillo, tal como me molesta que un senador o un diputado que no haga su trabajo.“¡Arriba los hombres! ¡Arriba las mujeres! ¡Y tú, mi amor, quédate callado, tú no cuentas!”, gritó este mercachifle en tono “gay”, y todos los mexicanos y mexicanas allí reunidos en honor a nuestra Independencia rieron y se hicieron cómplices; nadie dijo nada. ¿Lo peor? Que en esa misma plaza había gays o por lo menos eso pensaba y tampoco dijeron nada; es más, uno de ellos al verme tan emputado expresó "ahsss, cálmate. No pasa nada, así somos…" ¿Así somos? Y nada más porque "así somos", ¿me tengo que quedar callado?¡No! Como muchos compatriotas, vine a Canadá por diversos motivos, pero produzco divisas en este país y en México. En pleno ejercicio de mis derechos civiles, tanto aquí como en mi país, soy ciudadano mexicano y orgulloso habitante de Toronto; activista y creyente defensor de los derechos LGBT más elementales como el RESPETO. El mequetrefe disfrazado de mariachi me ofendió, me molestó y me sacó de quicio. Iba yo a celebrar, a recordar una fiesta mexicana y salí con un mal sabor de boca. La burla y la homofobia fueron más fuertes que mi patriotismo.Diversas organizaciones estamos evaluando si presentamos una queja formal que nos conducirá a una sesión de preguntas y respuestas con el susodicho. Si se demuestra que actuó en forma peyorativa y que hizo escarnio de una actitud gay, entonces el mariachi por lo menos tendrá que pagar con servicio social y tomar un curso anti-opresión. En Toronto eso es lo mínimo que le puede costar a una persona que hacer burla o comentarios denigratorios de alguien ya sea por raza, credo o cualquier otro motivo. Por otro lado, este asunto trastoca otro problema mucho más complejo, sobre todo en este momento de la historia particular del país y de los mexicanos LGBT en Toronto. No es para nadie un secreto que muchos integrantes del colectivo LGBT de México han solicitado refugio por orientación sexual en Canadá. Ante tal explosión de peticiones de asilo, el gobierno canadiense alega que su contraparte mexicana ha tenido avances consistentes en el respeto y la garantía de derechos a sus ciudadanos LGBT. Bonito queda el gobierno mexicano ante Toronto y ante Canadá, poniendo a un mariachi a dar cátedra de la fina, sutil pero muy consistente y aplastante homofobia; al grado que un gay reconoce: "Así somos”. El gobierno canadiense, que a últimas fechas niega a cuanto mexicano solicita una opción de vida digna en su territorio, debería preguntarse qué sucede tras bambalinas en el México de a verdad, si en plena plaza pública en Toronto, a las seis de la tarde con cámaras y micrófonos, un tipo se burla con la complicidad del público de los gays. Las cifras de los crímenes de odio allí están. La discriminación y la homofobia quizá sean sutiles, pero como dice la canción, son un poderosa arma para "matar suavemente".También les pregunto a los funcionarios públicos mexicanos: ¿qué comentario tienen al respecto? ¿Estoy exagerando? ¿Me ahogo en un vaso de agua? ¿”Así somos”? Independencia y libertad nos han costado mucho, dejar nuestro país porque otro nos ofrece la posibilidad de respeto e integridad se llama exilio… y el exilio es una de las experiencias más dolorosas que se pueden vivir. Es hora de que el gobierno mexicano defina y aclare si sólo en el discurso es que defiende el respeto y la diversidad.

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