lunes, 1 de octubre de 2007

Homosexuales en Irán, represaliados invisibles





Homosexuales en Irán, represaliados invisibles


Mahmud Ahmadineyad niega su existencia al tiempo que su régimen los ejecuta y encarcela con el visto bueno de la sociedad iraní y la insuficiente condena de la comunidad internacional


Cuando el pasado lunes estudiantes de la Universidad de Columbia preguntaron al presidente iraní Mahmud Ahmadineyad sobre la situación de la homosexualidad en su país éste contestó: "nosotros no tenemos homosexuales. No tenemos ese fenómeno".
Tras oír las palabras de Ahmadineyad, Arsham Parsi, director ejecutivo de la Iranian Queer Organization (IRQO) -ONG radicada en Canadá y que es, desde el exilio, la voz de la comunidad 'gay' iraní-, interpeló retóricamente al presidente de su país de la siguiente forma: "¿Quién soy yo? ¿Quién soy yo si nosotros no tenemos homosexuales en Irán?"
Las palabras del mandatario iraní negando la mayor provocaron risas generalizadas en su auditorio universitario neoyorquino. Sin embargo, en Irán se ejecutan y encarcelan personas por su condición sexual. El tema no es para tomárselo a broma.
Números de un "genocidio"
El pasado mes de julio 20 iraníes fueron condenados a la pena capital, en su mayoría por violación, adulterio y homosexualidad. Según la revista gay francesa TETU, 28 iraníes fueron ejecutados en agosto y otros 24 en septiembre, ajusticiados oficialmente como "maleantes".
"Nos consta que, actualmente, hay alrededor de 120 personas detenidas en Irán por inmoralidad -adulterio y homosexualidad-, después de los últimos arrestos practicados en este país, englobados en un plan que tiene como objetivo limpiar las calles de criminales y malvados, categorías en las que se sitúa en Irán a los hombres y mujeres gay", afirma Antonio Poveda, presidente de la ONG española Federación Estatal de Lesbianas, Gays, Transexuales y Bisexuales (FELGTB).
Poveda no duda en calificar de "genocidio" lo que sucede en el país con la comunidad homosexual.
Son sólo las últimas cifras que manejan las organizaciones de derechos humanos, siempre difíciles de obtener, siempre con dudas a cerca de su fiabilidad. Ni tan sólo en este último año, cuando el régimen iraní publicita y exhibe sus castigos a modo de disuasión y escarmiento, los datos son claros. De cualquier manera, se habla de más de 4.000 homosexuales ejecutados en el país desde 1979, fecha en la triunfó la revolución islámica del ayatolá Jomeini y la homosexualidad pasó a ser delito capital.
Cuestión cultural
Para Jordi Petit, ex Secretario General de la ILGA (principal organismo muncial encargado de la defensa de Gays y Lesbianas), más allá de los llamativos números de gays encarcelados o ejecutados se halla el hecho en sí de la represión que sufre en Irán una determinada cantidad de personas por su orientación sexual.

Petit asegura que un Estado homófobo no es lo único que coarta la libertad individual de los gays iranís, sino que el rechazo que éstos provocan es cultural y, por lo tanto, generalizado.
"Es el resultado de años de islamismo integrista en la sociedad, que ve como algo depravado la sodomía (tanto homo como hetero), que es lo que está penado por las leyes del país, y la homosexualidad, generalmente asimilada con la violación de menores."

"Ese factor cultural y el aislamiento informativo introducen un factor adicional que pesa sobre los homosexuales iranís, la autopresión y la culpabilización por ser lo que son. Muchos de ellos ni siquiera saben que son gays porque no han oído hablar de ello", asegura el ex Secretario de la ILGA.
Sobre las palabras pronunciadas por Ahmadineyad en Nueva York, Petit afirma que, obviamente, "no hay en Irán grupos o asociaciones homosexuales, como no los había en la España franquista. Lo que sí que hay son personas condenadas a la invisibilidad a causa de su condición sexual y bajo riesgo de su propia vida".
Un reportaje, realizado a principios de este año por la televisión canadiense CBC, aborda la dificultad que tienen homosexuales y transexuales para vivir en el país y pone cara a algunos de los que para el mandatario iraní no existen.
Ejecuciones electoralistas
Respecto a las ejecuciones de homosexuales, Jordi Petit cree que se trata de una medida más electoralista (habrá elecciones parlamentarias en 2008) que homófoba por parte del régimen de Ahmadineyad: "en Irán están bien vistos estos castigos y, como he dicho anteriormente, el odio hacia los gays ha sido promovido por los ayatolás y se ha convertido en algo cultural"
A la vez que refuerzan la autoridad del Estado, las ejecuciones públicas juegan el papel fundamental para el Ejecutivo iraní de distraer a la opinión pública del grave problema al que se enfrenta el país: las sanciones con las que la comunidad internacional lo amenaza a causa del plan nuclear del actual régimen.
El 'hándicap' de la política internacional
Frente a la situación de la comunidad gay en Irán la presión diplomática internacional ha fracasado, puesto que ni ejecuciones ni represión se han detenido.
El hecho de que Ahmadineyad utilice cada denuncia de violación de derechos humanos en su país como un ataque imperialista y pro estadounidense a la soberanía de su pueblo no ayuda a la causa homosexual, cuya defensa pasa por lograr separar esta cuestión de la política internacional.
Las ONG's presionan a los distintos gobiernos para que la comunidad internacional emita una condena unánime a la violación de los Derechos Humanos que se produce en Irán, sin embargo, la tensión que se respira en la región juega en contra de este propósito.

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