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Homosexuales de todo el mundo acuden a la Ciudad Condal atraídos por su amplia oferta cultural y de ocio, así como por su tolerancia
PACO SOTO/BARCELONA
Barcelona se ha convertido en la capital gay de Europa. La Generalitat calcula que cerca de 150.000 viajeros homosexuales visitan anualmente la ciudad, que posee una larga tradición liberal. En su gran mayoría son varones de 25 a 35 años, con estudios superiores y un poder adquisitivo saneado, como lo demuestra que gasten una media de entre 130 y 150 euros diarios, 35 más que el resto de los turistas.La capital catalana ha sabido tejer en los últimos años una tupida red de ofertas y actividades lúdicas y culturales destinadas a gays y lesbianas. El denominado 'Gayxample', una zona alternativa del barcelonés barrio del Eixample, ofrece a este colectivo multitud de bares de copas, restaurantes, locales de ocio, hoteles y tiendas. Muchos comercios han adherido en su puerta de entrada un símbolo con los colores de la bandera gay y el ambiente en las calles del barrio suele ser agradable y distendido.El Eixample barcelonés, pero también zonas céntricas o pegadas al mar, ofrecen no sólo locales sino también servicios como la organización de cruceros y «la posibilidad de vivir la homosexualidad con plena libertad. Hace unos años, si dos hombres querían alojarse juntos en un hotel en la misma habitación y pedir una cama de matrimonio, lo tenían bastante difícil. Hoy, por suerte, lo hacen tranquilamente y pueden darse muestras de afecto en la calle y no pasa nada», apunta Carlos Cires, consultor de turismo gay. Para Jordi Petit, presidente de la Coordinadora Gay-Lesbiana de Cataluña, «no se trata simplemente de oferta turística y cultural, sino de normalización del hecho homosexual».Festival LoveBallEn agosto las propuestas de ocio dirigidas al turismo homosexual se disparan. La capital catalana es de nuevo, hasta mañana, la sede del festival LoveBall, el mayor evento gay de Europa. El festival empezó el pasado miércoles y sus organizadores esperan una asistencia superior a las 30.000 personas. La mayoría de los gays y lesbianas que se dan cita en el Festival Loveball son españoles, franceses, británicos y estadounidenses, pero también vienen de Australia, Israel y Turquía. Según la Asociación de Apartamentos Turísticos de Barcelona (Apartur), el 81% de estas viviendas estarán ocupadas por los asistentes al festival LoveBall. 150 artistas participan en numerosos actos diurnos y nocturnos. La oferta es variada y para todos los gustos: conciertos musicales, fiesta del cuero, juegos en piscinas, partidos de fútbol, exposiciones de arte y visitas turísticas por distintas partes de Barcelona.ToleranteLos organizadores del festival LoveBall consideran que este evento puede organizarse en Barcelona porque es «una ciudad abierta, moderna, multicultural y tolerante». Sin embargo, las asociaciones de homosexuales barcelonesas, como la Coordinadora Gay-Lesbiana de Cataluña, el Casal Lambda y el Frente de Liberación Gay, no son tan optimistas. En términos generales, se ha avanzado mucho en el ámbito de los derechos, la sociedad de hoy es más permisiva y respetuosa, pero consideran que aún queda mucho por hacer.
Barcelona se ha convertido en la capital gay de Europa. La Generalitat calcula que cerca de 150.000 viajeros homosexuales visitan anualmente la ciudad, que posee una larga tradición liberal. En su gran mayoría son varones de 25 a 35 años, con estudios superiores y un poder adquisitivo saneado, como lo demuestra que gasten una media de entre 130 y 150 euros diarios, 35 más que el resto de los turistas.La capital catalana ha sabido tejer en los últimos años una tupida red de ofertas y actividades lúdicas y culturales destinadas a gays y lesbianas. El denominado 'Gayxample', una zona alternativa del barcelonés barrio del Eixample, ofrece a este colectivo multitud de bares de copas, restaurantes, locales de ocio, hoteles y tiendas. Muchos comercios han adherido en su puerta de entrada un símbolo con los colores de la bandera gay y el ambiente en las calles del barrio suele ser agradable y distendido.El Eixample barcelonés, pero también zonas céntricas o pegadas al mar, ofrecen no sólo locales sino también servicios como la organización de cruceros y «la posibilidad de vivir la homosexualidad con plena libertad. Hace unos años, si dos hombres querían alojarse juntos en un hotel en la misma habitación y pedir una cama de matrimonio, lo tenían bastante difícil. Hoy, por suerte, lo hacen tranquilamente y pueden darse muestras de afecto en la calle y no pasa nada», apunta Carlos Cires, consultor de turismo gay. Para Jordi Petit, presidente de la Coordinadora Gay-Lesbiana de Cataluña, «no se trata simplemente de oferta turística y cultural, sino de normalización del hecho homosexual».Festival LoveBallEn agosto las propuestas de ocio dirigidas al turismo homosexual se disparan. La capital catalana es de nuevo, hasta mañana, la sede del festival LoveBall, el mayor evento gay de Europa. El festival empezó el pasado miércoles y sus organizadores esperan una asistencia superior a las 30.000 personas. La mayoría de los gays y lesbianas que se dan cita en el Festival Loveball son españoles, franceses, británicos y estadounidenses, pero también vienen de Australia, Israel y Turquía. Según la Asociación de Apartamentos Turísticos de Barcelona (Apartur), el 81% de estas viviendas estarán ocupadas por los asistentes al festival LoveBall. 150 artistas participan en numerosos actos diurnos y nocturnos. La oferta es variada y para todos los gustos: conciertos musicales, fiesta del cuero, juegos en piscinas, partidos de fútbol, exposiciones de arte y visitas turísticas por distintas partes de Barcelona.ToleranteLos organizadores del festival LoveBall consideran que este evento puede organizarse en Barcelona porque es «una ciudad abierta, moderna, multicultural y tolerante». Sin embargo, las asociaciones de homosexuales barcelonesas, como la Coordinadora Gay-Lesbiana de Cataluña, el Casal Lambda y el Frente de Liberación Gay, no son tan optimistas. En términos generales, se ha avanzado mucho en el ámbito de los derechos, la sociedad de hoy es más permisiva y respetuosa, pero consideran que aún queda mucho por hacer.
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