lunes, 19 de febrero de 2007

Genocidios y Justicia Internacional

Jean le Bitoux


Genocidios y Justicia Internacional


Por Jean le Bitoux.
Periodista, ex director de la revista Gay Pied y ex presidente del Lesbian and Gay pride de París.


El tema del que hablaré es poco conocido, y durante mucho tiempo se ha escondido por razones directas o indirectas: La persecución y deportación de los homosexuales por parte de los nazis en aquella Europa horrenda de los años 1933-1943. Hubo otras dictaduras en Europa, es bien sabido; Incluso sería necesario que nos preguntásemos si durante algunas de estas dictaduras, como la del régimen de Franco o Mussolini, no va a haber fragmentos de historia que afectan a los homosexuales que todavía están olvidados, que se esquivan, que no se quieren enfrentar.

Entre 1933-1943, Adolf Hitler va apropiarse de gran parte de Europa, al final va a acabar con una gran Guerra Mundial, porque el nazismo fue una dictadura sangrante, con el exterminio de los judíos en Europa como una de sus grandes metas; Ya conocéis el holocausto que va a ser la principal tragedia de aquel período.

Una dictadura no solo tiene la necesidad de llegar al poder; sino que ha de esconder sus crímenes cuando es derrotada: ha de destruir los documentos, ha de hacer callar a los supervivientes, cuando los hay. Cuando los nazis van ver que perdían la guerra, intentaron eliminar por completo cualquier prueba de los crímenes que habían cometido en los campos de concentración. A partir, de los nazis está manera de actuar fue normal en todas las dictaduras: Los hechos fueron tan horribles que los fascistas borraron sus crímenes antes de que se pudieran encontrar los documentos o los testimonios que se atrevieran a hablar. El Horror del nazismo fue considerable, y fue difícil encontrar todo aquello que pudiese hacer justicia, que es una tarea muy importante.

En referencia a la historia desconocida de la persecución de los homosexuales por parte de los nazis, después de la guerra se pudo contar con muy pocos documentos y testimonios, y todavía hoy son muy escasos: Pierre Seel, francés y homosexual, fue secuestrado y deportado por su condición cuando el Reich lo envió a Alsacia; En Alsacia y Lorena como territorios alemanes , se aplicó una ley homosexual horrible, y la primera pregunta que nos podemos hacer es cuánta gente corrió la misma suerte. Es una pregunta terrible porque como ya he dicho, no hay cifras exactas: Los documentos son difíciles de encontrar y los testimonios se acallaron mucho tiempo. Así mismo, hoy, en referencia a fuente muy serias, podemos decir que entre cien y doscientos mil homosexuales fueron detenidos, y entre diez y quince mil fueron internados en campos de concentración, dos terceras partes de los cuales murieron.

Estas detenciones fueron masivas, porque en aquella época la vida homosexual y los movimientos asociativos que habían estaban relacionados, especialmente en Berlín, eran muy activos; de hecho se pedía una modificación en el código penal alemán; que desde el año 1870 condenaba exclusivamente las relaciones entre hombres. Era diferente por lo que se refiere a las lesbianas, que no eran incriminadas en el código penal pero que fueron igualmente perseguidas porque eran mujeres autónomas, y el orden nazi no quería mujeres independientes: como ya sabéis, la mujer alemana, bajo el Reich, tenía que contribuir a aumentar la natalidad, es decir, tener hijos y nada más.
Si nos preguntamos por qué los nazis detestaron a los homosexuales, la respuesta es exactamente por la misma razón: durante mucho tiempo se va a decir que los homosexuales ofrecían una imagen de perversión, de exceso, de juerga, que no se correspondía con la imagen que debía dar el hombre alemán. Eso fue así, pero, de hecho los homosexuales masculinos, fueron perseguidos porque no participaban en el esfuerzo del Reich por tener hijos: Era necesario tener muchos porque Alemania estaba en guerra y se hacia necesario renovar las tropas. A partir de la invasión de Rusia, hubo dos frentes, el occidental y el oriental, y era necesario relanzar la natalidad. Alemania necesitaba soldados como carne de cañón, y los homosexuales eran considerados hombres que, como no tenían hijos, no participaban en este esfuerzo de natalidad, procreación.

Por otra parte los nazis, juntamente con la clase médica, creyó que se podía cambiar la naturaleza de los homosexuales, y, por tanto, se les secuestraba, se les detenía y se les torturaba, porque el nazismo quería, en una utopía paranoica, tener una lista completa de los homosexuales del país, para saber si había personajes muy importantes y, de esta manera poderles hacer chantaje, fragilizarles la carrera política, o incluso castigarlos encarcelándolos o enviándolos a campos de concentración. Todo fueron, pues, interrogados y torturados para completar está lista inmensa de homosexuales alemanes, y después cuando ya habían hablado bajo tortura, eran liberados, o expulsados, como ya hemos dicho, internados en campos de concentración.

¿Cómo se van elaborar estas listas? El código penar era muy duro sobre la cuestión de las relaciones entre hombres y la sodomía, que se condenaba con penas de tres a cinco años de prisión: de hecho, el parágrafo 175 del código alemán ya había dado lugar a 150.000 procesos de homosexuales que habían sido condenados y habían cumplido sus penas, pero que fueron enviados igualmente a campos de concentración. Pero no solamente se actuaba de expedientes previos de la policía: en aquella época fueron muchas las denuncias, incluso dentro de una misma familia, o entre los vecinos y los colegas, ya que las declaraciones eran recompensadas, como paso con los judíos. La vida asociativa también era importante: había fichas que se intentaron esconder, pero la SS eran muy rápidos y contundentes en sus decisiones, y a veces eran encontrados por los nazis, cosa que provocaba nuevas detenciones.

Como decíamos, al principio, y con el apoyo de la opinión médica, los nazis estaban convencidos que se podía cambiar la naturaleza de un homosexual, que si no tenía relaciones con las mujeres es porque no quería, por pereza, y que se le había de incitar a tener más contacto sexual con mujeres. Los fascistas pensaban que está mala voluntad de no hacer aumentar la natalidad del Reich era, verdaderamente, mala voluntad y ya está, y que la ciencia, y la medicina resolvería este problema. Se comenzó a hacer experimentos muy crueles con los homosexuales, convencidos de que podrían cambiar. Durante decenios, en Europa y en todas partes se pensaba que se podía curar la homosexualidad con inyecciones de hormonas femeninas, para lograr cambiar la naturaleza y conseguir que deseasen las mujeres: no entendían que los hombres se podían desear entre ellos mismos.

Esta utopía, científica, no tuvo resultados; pasado un tiempo. Se vio que este tipo de experimentación era imposible, pero sólo después de mucha crueldad y muchos muertos. Finalmente, entre 1941 y 1942 ante la necesidad de más soldados, que los homosexuales no podían cambiar, y que los sacarían de los campos y que los llevarían a la guerra fusil en mano, es decir, que liberaron a muchos, pero no precisamente para volver a casa. Previamente, para que esta liberación siguiera los preceptos de la ideología nazi llevaron a cabo muchas castraciones.

Otro de los puntos importantes que se debe esclarecer es status de los homosexuales en los campos, el grado de humillación que recibían: aquí, por desgracia, podemos decir que, conjuntamente con los gitanos, fueron la población más discriminada y humillada en los campos de concentración en los que había comunitas, antifascistas, judíos, gitanos, todo un conjunto de grupos que los nazis no querían, pero podía suceder según muchos testimonios, que las familias judías, a veces, gozaban de gestos de solidaridad; que los antifascistas también se organizaron en cierta manera; que los gitanos, a pesar, de ser muy discriminados, ocasionalmente también podían contar con algún gesto solidario; todo ello permitió proteger un poco a estas comunidades y crear identidades colectivas.

Sin embargo, entre los homosexuales debido a su estilo de vida y por el hecho de que se pueden encontrar en todas las clases sociales y profesionales por lo cual son muy diferentes entre ellos, si no se crea necesariamente una identidad común, ningún tipo de vínculo. Es decir, que cada homosexual estaba aislado en su drama, no podía contar con ningún signo se solidaridad porque en los campos no podían hablar entre ellos. De hecho, la solidaridades internas comentadas anteriormente, se volvía en contra de los gitanos, que en general fueron muy destetados, y de los homosexuales , un grupo, que como ya hemos dicho, muy dispersos que acabaran padeciendo la peor de las violencias por parte de los capos de la SS.

Por tanto, cuando era necesario encontrar 10 personas para que fuesen fusiladas o para ir a trabajar a las canteras, donde naturalmente también podían morir, los homosexuales eran frecuentemente señalados los primeros. Este dato no es una invención, es rigurosamente cierto, porque el tribunal de Nuremberg, en 1947, hubo testimonios, como era el de un historiador que estuvo en Dachau (Eugène Kagon, que escribió sobre la SS), que declaró que entre todos los campos, los grupos de homosexuales eran los que más estaban en peligro.

Las primeras persecuciones comenzaron en 1933 y los campos no fueron liberados hasta 1944: por tanto, durante 11 años de campos de concentración, padecieron toda clase de humillaciones, es fácil adivinar que muchos murieron; de hecho las dos terceras partes que todavía quedaban en los campos murieron en el momento de su liberación, que no mejorarían las cosas, para nada, para este colectivo (homosexuales).

Yo me movilice sobre este tema, sobre este odio social, a partir de la carnaza que se llevó a termino entre los homosexuales por la dictadura nazi , pero no es menos cierto que a partir de la liberación comenzó un proceso de olvido, de amnesia, de ausencia de testimonios y documentos, que hizo que este tema despareciera de la historia colectiva.

En Nuremberg, cuando escuchamos testimonios como el de Eugène Kagon, vemos que son muy claros sobre este punto, de hecho, ya los historiadores de este periodo, que intentan tener un espíritu abierto por lo que se refiere a los dramas humanos, se podrían plantear estas cuestiones. Eugène Kagon, considerado un referente, va a ser de los pocos que hablaron, de hecho va seguir siendo un tabú este tema, como los homosexuales que vivieron experiencias terribles y que fueron asesinados en los campos de concentración no mereciesen que se les estudiase, lo que les había pasado y que se reconociese como un drama , entre muchos otros.

Durante los años cincuenta y sesenta, pues, este tema va a ser pasado por alto y nos podemos preguntar que los mismos homosexuales (unos mil) que fueron liberados de los campos no van a hablar de su desgracia en su momento, seguramente, por miedo de los prejuicios, de no ser escuchados o de recibir como respuesta que infrahombres y no merecían la misma dignidad que los otros. Muchos políticos recibieron la condición de héroes, se reconoció el padecimiento de poblaciones enteras, pero no hubo un reconocimiento similar por lo que se refiere a los homosexuales, como es evidente en la historia oficial y colectiva.

Los aliados, por otra parte, no manifestaron ninguna opinión sobre este punto después de la liberación; de hecho, en Alemania se mantuvo el mismo código , en que los homosexuales, eran considerados delincuentes sociales, igual que en Francia, donde durante la ocupación el mariscal Pétain incluyó un artículo que en el código francés, que discriminaba este colectivo. En Inglaterra lo mismo, la ley británica discriminaba a los homosexuales desde hacía mucho tiempo, es suficientemente conocido el drama padecido por Oscar Wilde en los comienzos de siglo. Por tanto, podemos decir que entre aquellos que van liberar Europa también discriminaron a los homosexuales, aunque no de manera tan sangrante.

Los testimonios como hemos dicho, no van a hablar en su momento, y los años van a ir pasando bajo un gran silencio. Hoy todos estos códigos penales han hecho un esfuerzo por dejar de discriminar a los homosexuales, pero en Alemania, por ejemplo, el parágrafo 175 no desapareció hasta el año 1979; los aspectos más discriminatorios de la ley británica se eliminaron en el año 1977, y en Francia se van a tener que esperar hasta 1982 durante la presidencia de François Miterrand, el cual, después de cuarenta años de lucha de movimiento homosexual francés, permitió suprimir aquel artículo terrible que databa de 1942. Pienso que este silencio general forma parte de este proceso del olvido, que se trata de un crimen que todo el mundo se ha olvidado, como si no hubiese existido nunca, dicho acto constituye un triunfo de las dictaduras y de los fascismos. No hay documentos, testimonios, pruebas...¿ Qué se pude hacer? Nada, es el crimen perfecto; por eso esa memoria es tan valiosa.

Por lo referente a Pierre Seel, tenía que estar aquí, para narrar su experiencia, pero está enfermo (sufre del corazón desde hace mucho tiempo). Como ya se ha mencionado, por aquel tiempo era un joven alsaciano que fue secuestrado por la policía francesa debido a unos expedientes que se habían constituido ilegalmente, y que fueron encontrados en el campo de concentración alsaciano Schirmeck, donde fue torturado y tuvo que contemplar con sus propios ojos el asesinato de su amigo. Como Alsacia ya pertenecía a Alemania, tuvo que llevar el informe nazi en el frente ruso: después de Odessa, fue liberado y volvió a casa. Su familia, de origen burgués y católico, conocían muy bien por qué había sido detenido, y lo volvieron a coger, pero con la condición de que no explicara su drama, y mucho menos el porqué, y que hiciese como sus hermanos, es decir, que se casara y tuviera hijos. Es decir, la condición fue el silencio, el olvido, y de esta manera lo hará Pierre, que callará durante cuarenta años.

En el año 82, con el cambio del código penal francés se autoriza un reconocimiento cívico de los homosexuales, Pierre fue a Tolosa, tenía 60 años y estaba jubilado, pero enfadando, a partir de un comentario del arzobispo de Estrasburgo, en que consideraba a los homosexuales personas discapacitadas, hombres que no eran como otros, decidió explicar su historia, y a través de la prensa de orientación homosexual hizo público su testimonio, provoco un cierta estupefacción general, ya que hasta entonces no habían circulado rumores de estos hechos. Pierre se sentía muy por ser el único testimonio, dudaba de su memoria y va a necesitar mucho apoyo, como ahora el nuestro, por pensar que podía tirar hacia delante con todo.

En el año 1994 aparece su biografía en una editorial francesa. Por otra parte, el movimiento homosexual se decidió, desde hace tiempo, en la celebración anual en la que se recuerda a todas las victimas del nazismo hubiese delegaciones homosexuales que dejasen flores para recordar estos deportados que todos habían olvidado: con gran estupefacción de parte nuestra, las federaciones de deportados franceses declararon que con nuestra presencia allí era como si ensuciase la memoria general, y aunque se hubiesen deportado homosexuales, todo junto no tenía nada que ver con la historia de Francia, de la liberación, los héroes gaullistas y comunistas, nos van pedir que regresáramos a casa y no perturbásemos el acto; de hecho, se habían apropiado de este día nacional de la memoria.

A pesar de todo eso, hace veinte años que continúan dejando flores, a pesar de que las federaciones deportadas no se hubiesen calmado; por ser francos, siempre se enfadan, a veces nos insultan o pisan nuestras flores, hasta llaman a la policía, pero los hechos son así, los historiadores evidenciaron esta deportación concreta, y consideramos que este drama pertenece a la historia colectiva, a la historia de los damas franceses. Actualmente tiene 78 años (fue secuestrado a los 18), pero todavía espera un reconocimiento por parte del estado francés, por el éxito de la historia colectiva. Como he mencionado anteriormente, si se esconden los crímenes, si se destruyen los documentos y si se hace callar los testimonios, no se puede escribir una historia colectiva fiable; pero todas las historias feas que intentan esconderse acaban regresando, y la falta de reconocimiento de esta deportación es una amenaza para los homosexuales de Europa.

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