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sábado, 4 de diciembre de 2010

Los jefes militares de EE.UU., contrarios a derogar la ley sobre homosexuales en las filas



"Existe la posibilidad de que haya trastornos en la ejecución de nuestra actual misión de combate si la ley se revocara en este momento"

Washington. (EFE).- Los máximos responsables de las cinco fuerzas armadas de EE.UU. consideraron hoy que la derogación de la ley que impide a los soldados declarar abiertamente su homosexualidad podría causar "división" y "daño" a las tropas en tiempo de guerra.

Los jefes de las divisiones uniformadas del Ejército, la Marina, la Infantería de Marina, las Fuerzas Aéreas y la Guardia Costera expresaron esa opinión ante el Comité de Fuerzas Armadas del Senado, en una audiencia convocada para analizar un informe del Pentágono sobre el impacto que tendría en sus tropas el fin de la ley.

Los jefes militares expresaron posturas desde el escepticismo hasta el rechazo frontal a la derogación de la norma, como el mostrado por el comandante de la Infantería de Marina, general James F. Amos. "Pedimos (a las tropas) sus opiniones y nos las dieron. Su mensaje es que existe la posibilidad de que haya trastornos en la ejecución de nuestra actual misión de combate si la ley se revocara en este momento", dijo Amos.

Según el general, "existe potencial de que aumente el daño" a las tropas e incluso de que suba el número de bajas si los homosexuales se integran en las tropas, algo que además "distraerá a los líderes militares del que debe ser su único punto de concentración: preparar a las unidades para el combate".

La norma, conocida como "Don't Ask, Don't Tell" ("No preguntes, no lo digas"), fue aprobada en 1993 por el presidente Bill Clinton, y permite expulsar del Ejército a los soldados que declaren abiertamente su homosexualidad.

Su derogación, impulsada por el presidente de EEUU, Barack Obama, fue respaldada el martes por un informe oficial del Pentágono, según el cual el 70 por ciento de los militares consultados considera que el fin de la ley tendría un impacto "positivo, mixto o inexistente".

Sin embargo, entre las unidades que están inmersas en operaciones de combate el grado de aceptación es mucho menor, algo que hoy subrayaron los jefes militares. "No puedo resignarme, ni dar la espalda, a las percepciones negativas que tienen los marines que están más comprometidos en el duro trabajo de las operaciones del día a día en Afganistán", afirmó Amos.

El comandante en jefe del Ejército de Tierra, general George W. Casey Jr., se mostró más moderado al considerar que el impacto del cambio en la legislación sólo sería grave "si no se implementara como es debido".

No obstante, consideró que la revocación "añadiría otro nivel de estrés a unas fuerzas que ya están desbordadas" por la escalada de violencia en Afganistán, y en general "aumentaría el riesgo para los soldados que están combatiendo, aunque no para el resto de unidades". Para Casey, ese impacto se traduciría en "trastornos en la cohesión de las tropas y la creación de lazos entre los soldados".

Por su parte, el jefe de las Fuerzas Aéreas, general Norton Schwartz, pronosticó un riesgo "moderado" para su división, pero también pidió que cualquier cambio en la ley se aplace hasta 2012 para no añadir "más exigencias prescindibles a los cuadros de liderazgo en Afganistán en este momento tan difícil".

Los argumentos de los comandantes contrastan con los expresados la víspera por el secretario de Defensa, Robert Gates, y el jefe del Estado Mayor Conjunto, Mike Mullen, quienes instaron al Senado a votar para derogar la ley "antes de que acabe el año" y antes, por tanto, de que el Congreso renueve su composición en enero de 2011.

En cambio, el segundo general de más rango en el Estado Mayor Conjunto, James E. Cartwright, coincidió en su testimonio con Mullen al respaldar la derogación y afirmar que sólo presentaría riesgos "manejables" para la unidad que dirige, la Marina.

El testimonio de hoy fortalece el respaldo a la ley liderado en el Senado por el republicano John McCain, que aseguró al término de la audiencia que las opiniones de los comandantes "indican claramente que no debemos apresurarnos a aprobar cambios en la legislación".

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