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martes, 18 de noviembre de 2008

Médicos del Carlos III atacan el preservativo y tachan la homosexualidad de «alteración»



Médicos del Carlos III atacan el preservativo y tachan la homosexualidad de «alteración»

REPARTEN UNA GUÍA QUE PROMUEVE LA ABSTINENCIA

MADRID.- Médicos del Servicio de Enfermedades Infecciosas del Hospital Carlos III, perteneciente a la Comunidad de Madrid y uno de los centros de referencia nacionales en VIH, reparten a pacientes en sus consultas una guía sobre sida que promueve la abstinencia sexual, cuestiona el preservativo, critica la masturbación, afirma que el aborto es «acabar con la vida de un ser humano» y presenta la homosexualidad como una «alteración conductual» y una «práctica de riesgo», porque «se asocia al contagio de enfermedades de transmisión sexual y trastornos mentales».
La publicación se titula Adolescentes frente al sida: preguntas con respuestas, está editada por la Fundación Investigación y Educación en Sida y firmada por cinco médicos bajo cuyos nombres aparece el título de crédito del Servicio de Enfermedades Infecciosas Hospital Carlos III, Madrid.
El hospital se desvinculó ayer de la Fundación y afirmó no haber dado «ningún tipo de permiso» para el reparto en sus instalaciones de materiales editados por ella. Aseguró que «desconoce» el contenido de la guía, pero que «no lo suscribe». Fuentes del centro contaron que, de comprobarse que los médicos distribuyen el libro, «el tema se acabará mañana mismo, porque no se puede consentir».
La guía recomienda «algunas buenas web» sobre sida. Aparte de citar, entre otras, la de la antiabortista Asociación Pro Vida, aconseja la de la «Fundación de Investigación y Educación en Sida del Servicio de Enfermedades Infecciosas del Hospital Carlos III, Madrid», a la que sólo se accede a través de la página oficial del hospital.
Juan (nombre ficticio por deseo de la fuente de este periódico) tiene 18 años, es homosexual y porta anticuerpos del VIH. Ha acudido a dos consultas del hospital. La segunda, la semana pasada, fue, para él, la última. «Ya en la primera consulta, el médico me hizo referencias religiosas que no venían a cuento. Pero la segunda fue el colmo. Me aconsejó la abstinencia, y me dijo que el condón era inseguro y que la homosexualidad tiende a la promiscuidad. Hasta me contó la historia del santo de mi nombre, como ejemplo de castidad».
Juan vio sobre una mesa un montón de folletos y publicaciones. Una de ellas era la guía que nos ocupa. «Cógela, es para vosotros», dice que le dijo el médico. Al salir de allí, abrió el librito más «indignante» de su vida. «Resulta que tengo sida y encima me siento culpable. Estoy hecho una mierda».
La obra, de 53 páginas, está trufada de ideología que contradice la psicología más básica. Y la democracia. Cita tres conductas sexuales de riesgo típicas: la «sexualidad precoz», la «promiscuidad sexual» y las «conductas homosexuales». Así, escribe que «estudios científicos» sostienen que «homosexualidad y heterosexualidad no son equiparables desde el punto de vista de la salud. Los homosexuales tienden a ser más promiscuos, con los problemas físicos y emocionales que supone».
La guía va más allá: «La homosexualidad se asocia con más frecuencia al contagio de enfermedades de transmisión sexual y trastornos mentales (ansiedad, depresión)». Y remata con un consejo que aliviará a gays, lesbianas, bisexuales y transexuales: «Hay que ser comprensivo y ayudar a las personas con hábitos homosexuales; en lo posible, hay que ayudarles a solucionar su alteración conductual».
El manual hace ideología con la posible transmisión del VIH de una embarazada a su hijo: «Aunque algunas legislaciones, como la española, permiten el aborto en algunos supuestos, desde el punto de vista biológico, el aborto no es si no acabar con la vida de un ser humano en el seno de su madre».
El texto cuestiona las campañas favorables al uso del condón, método anticonceptivo sobre el que expresa dudas. «Pese a la insistencia de algunos en el mensaje (ponte el preservativo) la pandemia del sida crece rápidamente (...) El preservativo constituye sólo una medida de eficacia limitada». E insiste: «Transmitir la idea de que el sexo con preservativo es seguro, aparte de falso puede ser peligroso. Se transmiten mensajes que banalizan la sexualidad, la reducen a algo puramente lúdico. Se carece de argumentos para animar a la fidelidad y se anima a la población a ser promiscua, al modo animal».
Para la prevención del sida, la guía propone la Estrategia ABC. «A por abstinencia, B por fidelidad (be faithful, en inglés) y C por condón». Pero, de las tres letras, se queda con dos: «Es mucho más eficaz para prevenir la infección por VIH la abstinencia (A) y la fidelidad (B) que la promoción del uso de preservativos (C)».
¿Y por qué «el éxito» de la Estrategia ABC no se difunde? «Porque no se puede recomendar nada a nadie sobre su vida sexual (...) El sexo se ha convertido erróneamente en la bandera de las libertades del individuo (...). Es una nueva forma de droga, adicción al sexo».
Y en esas aparecen las «conductas de riesgo» para contraer el VIH y las prácticas que «influyen negativamente en la salud sexual». Por ejemplo, la masturbación. «Actitudes que sólo persiguen la satisfacción personal del instinto sexual, con la búsqueda de placer con uno mismo (masturbación) o con otra persona suelen deteriorar la grandeza de la sexualidad humana».

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